Fujitsu Laboratories ha desarrollado una tecnología que es más precisa para rastrear expresiones faciales complejas, como risas incómodas, nerviosismo o confusión, un gran paso para una tecnología que está cada vez más presente en nuestro día a día.
Han creado una tecnología basada en IA que puede rastrear cambios sutiles de expresión, como nerviosismo o confusión, superando así a otras empresas, como Microsoft, que solo identifican ocho estados principales: ira, desprecio, miedo, asco, felicidad, tristeza, sorpresa o neutral.
La tecnología actual funciona mediante la identificación de ciertos movimientos musculares faciales que realizamos y que pueden vincularse a emociones específicas, algo semejante a lo que se ve en la serie de TV Lie to Me. El sistema puede identificar que levantar la mejilla y mover el labio justo después tiene un significado diferente al hacerse en secuencia, por ejemplo.
Un portavoz de Fujitsu dijo a ZDNet que el problema principal al que se han enfrentado tiene que ver con entrenar la IA con grandes conjuntos de datos para cada movimiento facial, para que sea posible hacer el reconocimiento desde todos los ángulos y posiciones posibles. Ese es el motivo por el cual hoy en día el reconocimiento facial no sea tan efectivo, porque necesita que la imagen sea capturada de cerca y de frente, en condiciones muy ideales.
Fujitsu afirma que ahora ha encontrado una forma de evitar el problema. En lugar de crear más imágenes para entrenar a la IA, se les ocurrió una herramienta para extraer más datos de una imagen. Gracias a lo que llama un «proceso de normalización», puede convertir imágenes tomadas desde un ángulo particular en imágenes que se asemejan a una toma frontal. De esta forma, con el mismo conjunto de datos limitado, pueden detectar mejor más cantidad de movimientos, incluso en imágenes tomadas desde un ángulo oblicuo.
Lo han probado y la risa nerviosa, por ejemplo, la identifican con una tasa de precisión de detección del 81%, mucho más que el 60% de las últimas pruebas realizadas por Microsoft.
Sea como sea, es cuestión de tiempo. Dentro de muy poco las máquinas podrán decir cómo nos sentimos con forma más precisa que los seres humanos, y eso tiene muchas utilidades. Desde saber el humor de un cliente que entra en la tienda, a poder usarlo en la administración pública, los límites están en la imaginación.