9 cosas que he aprendido después de trabajar desde casa durante 11 años

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Trabajar desde casa es algo cada vez más común. Son muchas las empresas que han decidido dar ese paso, y muchas las personas que apuestan por un ritmo de vida completamente diferente, aunque dependiendo del sector en el que se trabaje, la experiencia puede ser muy diferente entre unos y otros.

Después de 11 años trabajando desde casa he aprendido algunas cosas que me hubiera gustado saber antes de entrar en esta nueva forma de trabajar, y aquí­ os comento nueve de ellas:

No hay horarios, y eso es bueno: El dí­a laboral no comienza a las 8 y termina a las 18, comienza a las 00:00 y termina a las 23:59. Unos dí­as se duerme más, otros dí­as se duerme menos, pero en todo momento es posible dar una pausa, jugar con los hijos, ayudarles a hacer los deberes, ir al cine a las 14:00h, charlar con los amigos, ver una serie después de la comida… el horario lo tiene que gestionar cada profesional de forma independiente, sincronizándose con compañeros y clientes para obtener siempre el mejor equilibrio entre productividad y vida personal. Si decidimos trabajar en casa, principalmente cuando se trabaja como autónomo, no tiene sentido decir a los demás que no atendemos ningún mensaje después de las 20h (por poner un ejemplo). De la misma manera que podemos dar una pausa a las 10:00h para llevar a nuestra hija al ballet, podemos atender un mensaje a las 22:00 o tratar un tema de trabajo a las 23:00.

La disciplina NO es lo más importante: Es cierto que muchos dicen que para trabajar en casa es necesario tener disciplina, pero no creo que sea esa la palabra. Para tener éxito hay que tener responsabilidad. Hay un trabajo que tiene que ser hecho, y ese trabajo tiene que hacerse, Sí o Sí, eso no depende de disciplina de horarios (tengo que ponerme después de la comida, o tengo que levantarme a las 5 para terminar el informe), depende de responsabilidad y autoconocimiento. Si se puede hacer el trabajo en dos horas, perfecto, elige las mejores dos horas para que todo el mundo duerma feliz, no hace falta que se hagan de 15 a 17.

Sí­, el teléfono puede apagarse: No es cierto que por el hecho de trabajar en casa haya que tener el teléfono siempre encendido. Hoy en dí­a existen muchos canales de comunicación que no necesitan ser atendidos inmediatamente (mensajerí­a instantánea o email, por ejemplo), y es necesario que los jefes, compañeros y clientes entiendan que estar llamando por teléfono constantemente afecta bastante a la productividad y a los plazos.

Hay que invertir en lo que usamos a diario: Ordenador, móvil, una silla, tableta, conexión a Internet… sea cual sea la herramienta que usamos al trabajar en casa, tiene que estar siempre en perfecto estado. Conexiones alternativas a Internet, dos o tres ordenadores, un par de móviles con operadoras diferentes, un local fuera para trabajar en caso de problemas en nuestra casa… no podemos nunca dar la escusa de que un trabajo no ha sido hecho porque nos hemos quedado sin luz, o porque el ordenador tiene un virus. Tenemos que invertir en lo que usamos a diario, y tenemos que conocer los pros y contras de esa actividad.

Tenemos más tiempo, mucho más tiempo, que otras personas: Si sumamos la cantidad de tiempo que ahorramos al no tener que coger el transporte público, no tener que conducir y chupar 2 horas de tráfico, no tener que invertir dos horas en comer (cuando es algo que muchas veces puede hacerse en 30 minutos)… es una cantidad de tiempo enorme, y ese tiempo tiene que invertirse de forma inteligente: para ser más productivos, para ser más felices, para tener una vida personal y familiar más completa. Si el tiempo pasa, y no nos sentimos más felices, es porque no estamos aprovechando ese tiempo extra para cuidar de las cosas que realmente importan.

Decora tu casa a tu gusto: Es el lugar donde trabajas, donde vives, donde recibes a la gente… hay que invertir en bienestar, hay que levantarse cada dí­a, mirar a nuestro alrededor y sentir placer de estar ahí­. El entorno que nos rodea es fundamental para poder sentarse a trabajar con una sonrisa en la boca, aunque para ello sea necesario invertir un buen tiempo diario para dejar la casa lo más acogedora posible. Es importante cambiar la decoración de vez en cuando, poner un cuadro nuevo, añadir unos dibujos y figuras para decorar el despacho.. a nadie le gusta trabajar encima de una montaña de ropa sucia.

Cuidado con la postura: Si empezamos a trabajar en casa a los 25 años, y nos acostumbramos a trabajar medio tumbados en la cama, con el portátil encima de las piernas, a los 40 años tendremos problemas serios en la espalda. Es cierto que podemos relajarnos más, no ser tan estrictos con ciertos factores, pero una buena postura a la hora de trabajar es fundamental para poder presumir de salud a largo plazo.

Lejos de la cocina: Tener una nevera llena de tentaciones, y saladitos en los armarios, es un peligro para todo el que trabaja desde casa. Es importante mantener horarios para las comidas, y no abusar de la basura que caduca dentro de 5 años. Los 3 primeros años trabajando desde casa significaron un aumento de 10 kilos de peso, y tardé bastante en reducirlos.

Hay que moverse: Cuando se tienen hijos es algo fácil de hacer, ya que hay que llevarlos al cole, hay que bajar con ellos a jugar, hay que pasear… pero cuando se está solo, o en pareja, es más fácil dejarse llevar por el sedentarismo, sin ver la luz del Sol durante dí­as. A largo plazo el cuerpo se quejará, y no vale la pena arriesgarse. Puede parecer un clásico en este tipo de lista, pero el sedentarismo puede mostrar efectos negativos en mucho menos tiempo de lo que se piensa habitualmente.

Tal y como comenté al principio, el sector en el que trabajamos puede hacer que estas costumbres cambien mucho de uno a otro, pero hay ciertas cosas que no cambian, y tienen que respetarse para encontrar el equilibrio deseado.

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