He aquí la nueva apuesta de ARM, ahora propiedad de Softbank (a cambio de 29.000 millones de euros), en lo que respecta a procesadores especializados para sistemas autónomos incluyendo coches, robots industriales y hasta equipos médicos.
Se trata del ARM Cortex-R52, un procesador enfocado en la seguridad de operarios, otros humanos y máquinas, así como en la gestión de tareas correctamente separadas vital en este tipo de sistemas: en los autos a la hora de prevenir daños, disminuir riesgos de una aceleración descontrolada, recurrir a los frenos en instantes, gestionar los motores y su enorme almacenamiento de energía -siendo equivalente a 77 kg de toneladas de TNT en el caso de los coches Tesla-, etc.
En el sector de los robots industriales y otras soluciones automatizadas, la necesidad se encuentra en el poder aprovechar la visión y aprendizaje de máquinas para disminuir su constante control directo, en labores de la industria nuclear se presenta al ejecutar tareas de forma precisa en zonas donde ni los humanos pueden operar mientras que en el campo médico, incluyendo las cirugías remotas, resulta crítico el cuidado y la seguridad de los protagonistas.
En la comunidad oficial de ARM se detalla la tecnología que impulsa el alto nivel de seguridad de los nuevos procesadores que ya han empezado a licenciarse, por ejemplo, sus incrementos de eficiencia respecto a previas referencias y un manejo de código más sencillo a pesar de recurrir a más fuentes, en todo caso, optimizando la forma de ejecutar el software de manera discriminada.