La optogenética se encarga de usar la luz para controlar células modificadas genéticamente, algo usado, entre otras cosas, para excitar algunas partes del cerebro de animales de forma remota y poder así descubrir más cosas sobre el funcionamiento de este órgano.
El problema con el que se encuentra esta técnica es obvio: hay que entregar esa luz a las células cerebrales usando fibras ópticas, lo que implica equipos pesados sobre la cabeza del animal (generalmente ratones) que afectan a su comportamiento y generan interferencia en los resultados.
Ahora, desde el laboratorio de Stanford, llega un nuevo dispositivo, de solo 20-50 miligramos, que puede activarse de forma remota, sin cables, un LED inalámbrico que se implanta debajo de la piel de un ratón. De esa forma se pueden estimular las neuronas sensibles a la luz y verificar cómo afecta esa acción al comportamiento normal del roedor.
Las neuronas que hay que alcanzar son alteradas genéticamente para responder a la luz, generalmente con genes de algas verdes, y hasta ahora está siendo útil para saber mejor la función de cada parte del cerebro, lo que puede ayudar mucho a entender ciertas enfermedades del ser humano.
Gracias a su pequeño tamaño, el dispositivo podrá también instalarse en la columna vertebral y en las extremidades, por lo que ayudará también a desarrollar otras áreas de la medicina.
En IEEE podéis leer algunos de los experimentos ya realizados, y en Nature el artículo original, publicado hace dos días en su web.