La industria de los semiconductores es el corazón de la tecnología moderna, desde los teléfonos inteligentes hasta los automóviles y los dispositivos médicos. Consciente de su importancia estratégica, Estados Unidos ha intensificado sus esfuerzos para garantizar la producción local de chips, reduciendo su dependencia de fabricantes extranjeros. En este contexto, el Departamento de Comercio de EE. UU. ha confirmado la asignación de más de 6 mil millones de dólares a empresas como Samsung y Texas Instruments, parte del ambicioso CHIPS Act.