A lo largo de los últimos años hemos pasado de estar iluminados, tanto en hogares como en otros lugares interiores, con bombillas tradicionales incandescentes a estar iluminados con bombillas CFL (lámparas fluorescentes compactas) y bombillas bajo tecnología LED. Detrás de ello se encuentra la legislación europea que prohíbe tanto la fabricación como importación de bombillas incandescentes debido a que las mismas son sólo un 5% eficientes, desperdiciando el 95% de la energía en forma de calor. En el caso de las bombillas CFL y LED, su eficiencia alcanza el 14%.
Eso sí, tanto las bombillas CFL como LEDs están lejos de ser perfectas. En el caso de las bombillas CFL se le puede achacar los materiales tóxicos que emplea y la necesidad de que sean llevadas a lugares específicos después de su vida útil en lugar de tirarlas a la basura.
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