El crecimiento explosivo de la inteligencia artificial está generando un efecto colateral inesperado: la reactivación de antiguas plantas de energía altamente contaminantes, conocidas como plantas «peaker», que estaban destinadas al retiro. Estos sistemas, diseñados para operar solo en momentos de alta demanda, se han vuelto esenciales ante la creciente presión que los centros de datos ejercen sobre las redes eléctricas de Estados Unidos.
En Chicago, el ejemplo más visible es el de la planta Fisk, una instalación construida en los años 60 que iba a cerrar definitivamente en 2026. Sin embargo, el aumento de la demanda eléctrica vinculado al funcionamiento intensivo de los centros de datos ha hecho que su propietaria, NRG Energy, decida mantenerla activa. El motivo principal: ahora es rentable nuevamente. Continúa leyendo «El auge de los centros de datos de IA y su impacto en las plantas energéticas más contaminantes»