Las señales electromagnéticas circulan a sus anchas por la habitación, rodeando teléfonos, ordenadores, TVs y demás dispositivos conectados a Internet, y hay mucha gente trabajando para intentar aprovechar esa energía para poder alimentar dispositivos portátiles pequeños.
Estas señales de Wi-Fi son una alternativa prometedora a las baterías, y en el MIT han publicado un estudio que así lo demuestra: se puede capturar Wi-Fi y convertirlo en electricidad utilizable.