Imagina que tu cerebro es como una orquesta. Cada sección —violines, percusión, viento— representa una función cognitiva. A veces, algunas notas se desajustan y afectan la armonía general. La estimulación cerebral de bucle cerrado actúa como un director que escucha en tiempo real y ajusta el ritmo para que todo vuelva a sincronizarse.
Esta técnica utiliza sensores para detectar la actividad cerebral y, en función de lo que ocurre en cada momento, aplica microimpulsos eléctricos que ayudan a mejorar funciones como la atención y el enfoque. A diferencia de los sistemas de bucle abierto, que aplican estímulos de forma constante y sin adaptación, el bucle cerrado responde dinámicamente a lo que el cerebro necesita.