En California, las olas de calor intensas son algo común, y con ellas vienen los temores de apagones. Sin embargo, este verano ha sido diferente. A pesar de temperaturas récord que superaron los 110 grados Fahrenheit en algunas zonas, no hubo apagones ni alertas de flexibilidad. ¿Qué cambió? La respuesta se encuentra en un elemento que, aunque no es visible para la mayoría, está revolucionando la forma en que gestionamos la energía: las baterías gigantes.