Los robots blandos biodegradables están ganando protagonismo en sectores como la monitorización ambiental y la administración dirigida de medicamentos. Su principal virtud es que están diseñados para desaparecer sin dejar rastro tras cumplir su función. Sin embargo, un obstáculo persistente ha limitado su verdadero potencial: la fuente de energía. Hasta ahora, estos robots solían depender de baterías tradicionales como las de litio, materiales que son tóxicos, no comestibles y difíciles de desechar sin impacto ambiental.
En respuesta a este desafío, un grupo de investigadores del Laboratorio de Sistemas Inteligentes de Dario Floreano en la EPFL (Suiza) ha logrado un avance notable: una batería neumática comestible, acompañada de un actuador y una válvula también ingeribles, que juntos permiten un movimiento repetido y autosostenido sin componentes tóxicos. Continúa leyendo «Un nuevo impulso para los robots blandos: baterías comestibles hechas con ingredientes de cocina»