Los deepfakes, aquellos vídeos digitalmente intervenidos con la intención de no ser distinguidos como piezas editadas a simple vista, son un arma de doble filo. A grandes rasgos, esta tecnología se debate entre su potencial audiovisual y sus posibilidades de malversación.
Aún frente a ese contexto, conforme pasa el tiempo se ha notado un creciente interés por esta técnica de edición automatizada en entornos de investigación tecnológica, desarrollo de software y creación de contenidos. Recientemente, Adobe se sumó a la lista de involucrados con el tema, presentando sus primeros avances al respecto.