Los modelos de inteligencia artificial actuales, como los populares ChatGPT o Claude, necesitan mover cantidades ingentes de datos entre la memoria y los procesadores que ejecutan los cálculos. El problema es que los chips convencionales, diseñados en una superficie plana, tienen limitaciones físicas que impiden ese tráfico fluido de información.
En un chip 2D, la memoria y la lógica están separadas horizontalmente, y eso obliga a que los datos viajen por rutas largas y congestionadas. Es como si en una ciudad solo existieran calles horizontales y el tráfico tuviera que atravesar toda la ciudad para llegar a destino. Esa distancia provoca que el procesador, aunque sea rápido, tenga que esperar constantemente a que le lleguen los datos. Este fenómeno se conoce como la pared de la memoria.
Durante décadas, la solución fue reducir el tamaño de los transistores para colocar más en menos espacio. Pero esa estrategia también está alcanzando sus propios límites físicos, lo que los expertos llaman la pared de la miniaturización. Ambos problemas combinados son un cuello de botella para el avance del hardware que necesita la IA moderna. Continúa leyendo «El chip 3D que podría transformar el hardware para inteligencia artificial»