Aunque la idea de minar el fondo oceánico puede parecer remota o incluso innecesaria para algunos, el crecimiento imparable de las tecnologías verdes ha acelerado la demanda de minerales estratégicos como el manganeso, el cobalto, el níquel y el cobre. Estos materiales son esenciales para fabricar baterías de vehículos eléctricos, paneles solares y sistemas de almacenamiento de energía. En este contexto, los nódulos polimetálicos que reposan en el lecho marino han pasado de ser una curiosidad geológica a una posible solución para abastecer al mundo electrificado del futuro.
Estas formaciones, del tamaño de una pelota de tenis, contienen una combinación natural de metales muy codiciados. Pero su recolección implica alterar ecosistemas profundos que permanecen en gran parte inexplorados y que se consideran de los más intactos del planeta. El debate no gira sólo en torno a si se debe o no permitir esta minería, sino también en cómo podría hacerse de manera más sostenible, si llegara a autorizarse. Continúa leyendo «Una alternativa más limpia para la minería submarina está tomando forma»