De la simplicidad del mensaje y sus paradojas, lecciones del Social Media

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Lo que comenzó siendo algo tan simple como “Ganar dinero por Internet”, se ha transformado en un poderoso engranaje “máquina-hombre”, en el que la acción social, la capacidad para generar ví­nculos y trabajar por objetivos, son las zanahorias tras las que corremos los nuevos seres sociales de la nueva sociedad; ubicua, hí­per conectada, hí­per especializada e hí­per pulida, expresión, con la que nos referimos a las consecuencias de estar en inmersos en un proceso de aprendizaje constante.

Son muchas las paradojas que plantean en el proceso de construcción de marca, sin duda genera una ligera confusión comprobar como muchas de las grandes marcas, consideradas influyentes, aquellas para las que todo se transforma en Oro, basan sus estrategias en acciones carentes totalmente de interacción social alguna, por ejemplo.

Pero sin duda alguna la gran paradoja es la de la simplicidad del mensaje. Es una consigna que hoy los contenidos deben ser concretos, directos a la emoción y transmisores de conocimientos y aprendizajes. Es también un mensaje incuestionable que, en términos de acción social, los contenidos deben aún ser más breves, ¡La emoción en 140 caracteres nos acerca más al cliente!

Pero… por qué debemos entregar mensajes cada vez más simples, por qué no podemos establecer un pensamiento complejo, desmembrarlo y entregarlo al consumidor como una nueva forma, eficiente de abordar aspectos aplicables a la construcción de su marca.

Por qué ante un escenario de alta competitividad, dinamismo vertiginoso y cambios que se suceden en tiempo real, la consigna no es autoerigirnos para seguir desafiándonos (una forma de innovar ¿no?), sino simplificar para hacerlo más fácil.

No es un tema menor que Internet y su penetración en nuestros hábitos y costumbres, no sólo están modificando paradigmas asociados a todas las ramas del conocimiento a través de las cuales conformamos el orden social vigente, más allá de ello, Internet está modificando el cerebro de las personas. Hoy, dejamos descansar a la memoria y desarrollamos habilidades para realizar métricas y asimilar cantidades ingentes de información a cada minuto.

Si nos centramos en las acciones que han demostrado su eficiencia en lo que llamamos Social Media, nos daremos cuenta que de nuevo, ante la consigna “simplifica tu contenido” existe una confusión de conceptos; la clave está en lograr pensamientos e ideas más complejas, innovadoras y creativas, desde el aprendizaje constante.

No estamos tan seguros que esta norma tácita de “hay que simplificar el contenido y utilizar un lenguaje llano y comprensible” sea una consigna del Social Media o algo impuesto desde esa tendencia nuestra a la “simplificación de los esfuerzos”

La riqueza de nuestro lenguaje es increí­ble, si no logramos ampliar nuestros conocimientos en relación a las palabras sobre las que sustentamos ví­nculos, negocios y formas de vida, no parece que estemos cumpliendo con la formación permanente y la hí­per especialización y profesionalización de todos nosotros.

De igual forma, que la información se suceda en tiempo real no significa que estemos dejando de lado a la memoria, sino más bien, transformándola;

Por un lado es verdad que tenemos la posibilidad que nos entregan las nuevas tecnologí­as nos permite saber dónde buscar cualquier información de cualquier í­ndole.

Pero además, si la consigna es conformar universo en el que la calidad vaya en aumento, la innovación dependa de lo férreas y basadas en la ética que sean las relaciones y, la formación es un requisito sine-qua-non, es de suponer que nuestra memoria también se optimizará, recordemos que somos consumidores y prosumidores simultáneos, cuanto más calidad exista en la red, mayor será el impacto para todos… y eso, se transforma en recuerdo.

En resumen, la simplicidad del mensaje sólo es cuando éste se comprende, aprender constantemente es una responsabilidad de todos y la memoria no desaparece en el nuevo individuo social y digital, sino que se transforma en recuerdo… ¡Es por ello que vamos buscando emociones, sólo así­ seremos recordados!

Aunque pueda parecerlo, el fenómeno social nos sitúa ante un nuevo orden social mucho más exigente, muchas marcas se quedan en el camino y quizá es el momento de aceptar que la simplicidad, no tiene que ver con la búsqueda de acciones que nos permitan lograr beneficios más rápidamente, sino con el hecho de transformarnos en una sociedad más eficiente y comprometida… ¡Y eso, no es nada sencillo!