Tras años observando el cambiante panorama de la ciberseguridad, cada vez me sorprenden menos los casos que van aparciendo en la prensa especializada.
Ahora no estamos hablando de ransomware, ni de deepfakes ni de estrategias de Phishing, estamos hablando de operaciones digitales entre gobiernos, agencias de inteligencia que utilizan las redes sociales para influir en la percepción pública y la política internacional.
Según informes de Reuters, desde 2019, la CIA habría puesto en marcha una operación secreta con el objetivo de desacreditar al gobierno chino ante la opinión pública mundial, bajo el mando de Trump. Utilizando cuentas falsas en redes sociales, esta operación buscaba amplificar noticias negativas sobre el gobierno de Xi Jinping, difundir rumores sobre la corrupción dentro del Partido Comunista y criticar proyectos internacionales chinos como la Economía del Cinturón y la Ruta.
Lo intrigante de esta estrategia radica en el contenido que se difunde y en el propósito detrás de él: generar paranoia dentro del gobierno chino y afectar su imagen a nivel global. La elección de temas como la supuesta corrupción y la gestión de proyectos internacionales no es aleatoria; apunta a socavar la confianza tanto dentro como fuera del país.
Qué es la Economía del Cinturón y la Ruta
La Iniciativa Cinturón y Ruta (BRI) de China, lanzada en 2013, es un ambicioso proyecto destinado a mejorar la conectividad y la cooperación a nivel transcontinental. El análisis que os enlacé antes, realizado por el Grupo Banco Mundial, se sumerge en el análisis del proyecto para ofrecer una visión de los riesgos y oportunidades asociados a los corredores de transporte de la BRI.
El informe señala que, a pesar de las potenciales mejoras en comercio, inversiones extranjeras y calidad de vida que los corredores de transporte pueden traer a los países participantes, el éxito dependerá de la implementación de reformas políticas profundas. Estas reformas deberían enfocarse en aumentar la transparencia, ampliar el comercio, mejorar la sostenibilidad de la deuda y mitigar riesgos ambientales, sociales y de corrupción.
Claro, el informe es de 2019, por lo que es posible que haya sido afectado por lo que indican en Reuters. No lo sabremos nunca.
Un escenario global de influencia digital
Este tipo de operaciones no es nuevo en el ámbito internacional. Países como Rusia y China han sido acusados de emplear tácticas similares para influir en la opinión pública de otras naciones. Lo que destaca en este caso es el actor involucrado: Estados Unidos, un país que ha experimentado en carne propia los efectos de la desinformación extranjera.
La revelación de estas tácticas por parte de la CIA abre un debate sobre los límites éticos de la guerra de información. ¿Hasta dónde pueden llegar los países en su intento de influir en otros gobiernos y poblaciones? Este caso también resalta la importancia de fomentar la alfabetización digital entre los ciudadanos, para que puedan discernir entre la información verídica y la manipulada, pero no seré tan optimista sobre este punto.
Como veis, las batallas no solo se libran en el terreno físico sino también en el espacio virtual de nuestras redes sociales. El problema es que no le veo mucha solución al problema, falta interés por las partes involucradas.