Hablaré ahora de un tema que ha captado mi atención recientemente: el surgimiento de modelos virtuales. En particular, me he interesado por la historia de Aitana, una creación de inteligencia artificial de la agencia de diseño The Clueless. Aitana no es una modelo común; es un avatar digital de 25 años, originaria de Barcelona, con un distintivo cabello rosa.
La popularidad en redes sociales de Aitana es innegable. Con más de 130,000 seguidores en Instagram, esta modelo virtual está redefiniendo lo que significa ser una influencer en la era digital. Sus creadores han trabajado meticulosamente para otorgarle una personalidad creíble, incluso simulando su asistencia a eventos como conciertos. Me gusta el nombre Ai-Tana… igual es casualidad, pero que empiece por AI (Artificial intelligence) me llama la atención.
Este innovador concepto surgió como una solución a los desafíos que enfrentaba The Clueless, tales como la dependencia de modelos humanos, que a menudo conllevan altos costos y problemas de disponibilidad. Aitana fue diseñada para ser una alternativa eficaz, liberando a la agencia de los caprichos y exigencias de los modelos de carne y hueso.
En la web de la compañía, theclueless.ai, puede verse que no está sola. Se han especializado en el tema, y lo hacen muy bien. El éxito de Aitana ha dado paso a la creación de Maia, otra modelo virtual que se perfila como una figura más reservada y distinta a su «hermana». Este fenómeno indica un creciente interés por parte de las marcas en colaborar con modelos virtuales, anticipando un cambio significativo en la industria de la moda y la publicidad.
Aitana gana algo más de 1.000€ por anuncio, y recientemente se ha convertido en la imagen de Big, una empresa de suplementos deportivos, tal y como podemos leer en euronews.com. Es el resultado de una mezcla de inteligencia artificial y Photoshop, todo para hacer posible que la modelo esté exactamente donde quieren que esté, en la postura deseada.
Sin embargo, no todo es positivo en este panorama futurista. Se han levantado voces críticas que señalan los problemas éticos y sociales relacionados con estos avatares. Principalmente, se debate sobre los estándares de belleza poco realistas que estas figuras podrían estar promoviendo, especialmente entre las audiencias más jóvenes.
Personalmente, considero que el fenómeno de Aitana y Maia es un reflejo de cómo la tecnología está transformando sectores tradicionales como la moda y la publicidad. Mientras estas innovaciones ofrecen oportunidades emocionantes y desafíos únicos, también es crucial reflexionar sobre su impacto en la percepción de la belleza y los valores sociales. Nos hace preguntarnos: ¿Hasta dónde llegará la influencia de la inteligencia artificial en nuestras vidas cotidianas? ¿Cómo equilibraremos la admiración por la belleza virtual con la apreciación de la belleza real y diversa?