Si creías que los ordenadores eran solo una cuestión de circuitos, procesadores y cables, estás equivocado. El futuro de la computación podría estar en los hongos. Sí, ¡has leído bien! El Unconventional Computing Laboratory de la Universidad del Oeste de Inglaterra está investigando el uso de los hongos para crear sistemas de computación y sensores.
En este artículo, exploraremos cómo los investigadores de este laboratorio están trabajando para crear una especie de «cerebro» a partir de los hongos y cómo esta tecnología podría ser el próximo gran avance en el campo de la computación.
¿Por qué utilizar hongos en la computación?
La computación convencional se basa en sistemas binarios de unos y ceros, lo que limita su capacidad para procesar y analizar información de manera precisa. Sin embargo, los hongos tienen la capacidad de enviar y recibir señales eléctricas, así como de retener memoria, lo que los convierte en una alternativa interesante a los sistemas de computación convencionales. Los hongos, por otro lado, podrían ofrecer ventajas como la tolerancia a fallos, la reconfigurabilidad y el bajo consumo de energía.
¿Cómo funcionan los ordenadores de hongos?
Los hongos utilizados para los ordenadores son solo la parte visible de un organismo más grande, conocido como micelio, que actúa como los componentes electrónicos de un ordenador. Los investigadores del laboratorio mezclan cultivos de micelio con fibras naturales como el cáñamo o astillas de madera y permiten que el micelio colonice el sustrato. Luego, insertan electrodos y registran la actividad eléctrica del micelio. Al estimular el micelio, se produce actividad eléctrica, lo que permite obtener una respuesta.
Los patrones de actividad eléctrica pueden utilizarse para crear circuitos lógicos básicos, que se utilizan para crear sistemas de computación y sensores.
¿Cuáles son los beneficios de los ordenadores de hongos?
Aunque los ordenadores de hongos no pueden igualar la velocidad de los ordenadores convencionales, ofrecen una serie de ventajas. Los sistemas de hongos son más tolerantes a fallos y se autorregeneran, lo que significa que son más resistentes a las averías. También son reconfigurables, lo que significa que pueden adaptarse a diferentes situaciones y cambiar su función a medida que cambian las necesidades.
¿Qué hongos se están utilizando?
Hasta ahora, los investigadores del Unconventional Computing Laboratory han trabajado con varios tipos de hongos, incluyendo los hongos ostra, los hongos fantasma, los hongos en forma de corchete, los hongos Enoki, los hongos Split Gill y los hongos de oruga.
Podéis leer más sobre el tema en este análisis de popsci.com y en www.fungar.eu.
Conclusión
El uso de los hongos en la computación podría ser el próximo gran avance en la tecnología, aunque esperemos que no nos acerque a un mundo al estilo del famoso videojuego y serie «The Last of Us». Si bien aún no hemos llegado al punto de tener que luchar contra hordas de zombies en un mundo post-apocalíptico, el potencial de los hongos en la creación de sistemas de computación y sensores es impresionante. Y quién sabe, tal vez algún día podremos crear una especie de red de hongos que funcione como una especie de «Wood Wide Web» (como lo llamaron en 2016 en newyorker.com) para comunicarnos con el mundo que nos rodea de manera más efectiva. En todo caso, la investigación en los hongos y la computación continúa, y estamos ansiosos por ver qué descubrimientos nos depara el futuro.