Gracias a la precisión mostrada en los efectos terapéuticos durante el tratamiento de enfermedades neurológicas, es indudable el potencial que tienen los ultrasonidos focalizados.
No obstante, en zonas relacionadas con el sistema nervioso central, su aplicación puede generar un impacto perjudicial. Esto, debido a los efectos de degradación que podría provocar sobre los huesos del cráneo, sumado también al hecho de que las estructuras profundas del cerebro poseen una distribución compleja y extensa.
Es en esta instancia donde un equipo de científicos de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), junto con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Columbia, han unido esfuerzos para desarrollar una solución a este problema.
La respuesta a esto podría encontrarse en la creación de hologramas acústicos en 3D, los cuales permitirían llevar a cabo un mejor abordaje de la barrera hematoencefálica y facilitar con ello la administración de fármacos terapéuticos para el tratamiento de patologías asociadas con el deterioro del sistema nervioso central, como el Alzheimer y el Parkinson.
Es así como el equipo a cargo puso a prueba el potencial de estos hologramas acústicos en 3D sobre un modelo animal, a fin de encontrar un nuevo método que ayude a contrarrestar y reducir notablemente los efectos generados por la manifestación de estas enfermedades.
En lo que respecta a su funcionamiento, este holograma acústico es colocado frente a un emisor de ultrasonidos en forma de altavoz y luego atravesado por una onda.
A su vez, un cono lleno de agua es puesto en contacto con el cráneo, sirviendo, así como un medio para permitir la propagación de la onda antes de impactar en el paciente.
A continuación, la onda atraviesa el cráneo hasta desembocar en la zona cerebral seleccionada como objetivo. Mientras esto ocurre en el torrente sanguíneo son insertadas unas microburbujas que ejercen una vibración al alcanzar los capilares del cerebro y coincidir con el ultrasonido.
Es en este punto donde se producen pequeñas grietas en el tejido epitelial de la barrera hematoencefálica, las cuales servirán como punto de acceso a las moléculas de los fármacos destinados al tratamiento del Alzheimer, Parkinson o cualquier otra patología que este afectando el sistema nervioso central.
De momento el equipo involucrado en el proyecto se encuentra llevando a cabo más comprobaciones de esta tecnología en macacos. Aun así, ya tienen en fase de diseño los primeros protocolos para poner en marcha su experimentación en humanos enfocándose en el tratamiento de tumores cerebrales y el estudio de la neuroestimulación cerebral.
Fuente: pubmed.ncbi.nlm.nih.gov y nojigon.webs.upv.es (PDF).