Entre las aplicaciones recientes de la IA, GPT-3 se ha vuelto un recurso común en ejercicios e investigaciones desarrolladas en torno a esta tecnología.
De la mano de esta herramienta, fue creada una pequeña plataforma web que muestra una serie de citas filosóficas, dejando en manos de sus visitantes el desafío de reconocer si lo exhibido corresponde a una frase de algún autor real o una inventada por la inteligencia artificial.
Filosofía clásica versus inteligencia artificial
El estoicismo es una filosofía de hace más de 2000 años, que tuvo su origen en la Grecia Antigua y que hasta la actualidad es utilizada como referencia para la reflexión ante las adversidades de la vida.
Los pilares de esta escuela filosófica se fundan en la prevalencia del pensamiento racional, fijando ciertas pautas para dominar con resiliencia escenarios complicados, asumiendo que aquellas emociones que podemos evaluar como nocivas son el resultado de la concepción que cada uno tiene sobre el mundo y su realidad.
Gran parte del pensamiento de occidente le debe cierta influencia a esta corriente filosófica, así como también grandes religiones y algunas nuevas corrientes de pensamiento filosófico.
Simon Coulter, ingeniero de Dublín y apasionado por el estoicismo, dio origen a Stoic, una plataforma que combina aquella corriente con la inteligencia artificial. “GPT-3 parecía que podría ayudar a resolver este problema o al menos dar una mejor semilla para una cotización. Me encanta el trabajo que otras empresas están haciendo con GPT”.
El desarrollador creó esta herramienta basándose en las capacidades de este sistema de IA e inspirándose en otras plataformas que comparten este origen, como copy.ai flowrite y AI Dungeon, ejemplos citados por Coulter.
Inspirándose en el estilo de los filósofos estoicos de antaño, el algoritmo de Stoic es capaz de generar frases que se asemejan a las citas de estos autores.
Lo interesante de esta plataforma es que se plantea como un desafío para sus visitantes. En su portada, de inmediato aparecerá una cita (en inglés), acompañada de dos botones que permiten señalar a qué categoría de autor se le puede atribuir la frase, uno real o a la IA.
A modo de juego, Stoic conserva un historial de las respuestas enviadas, para medir la cantidad de respuestas acertadas, frente a las erróneas.
Para quienes se dedican al estudio de la filosofía, este puede ser una entretenida dinámica para poner a prueba los conocimientos adquiridos. Fuera de eso, el atractivo no es exclusivo, pues quienes no estén muy familiarizados con esta área de estudio, pueden sumarse al ejercicio simplemente evaluando la calidad de los textos, sometiéndolos a la Prueba de Turing.
Puedes encontrar esta herramienta, para probarla y revisar más información, en stoic.today.