Dada la crítica situación climática de nuestro planeta, el uso de energías renovables se ha convertido en una de las principales alternativas para hacer sostenible el ritmo y estilo de vida que actualmente predomina en el mundo. Por lo mismo, ya varias naciones están haciendo eco de estas iniciativas pro sustentabilidad energética.
Desde el mundo científico se están dando importantes pasos para consolidar como alternativa esta vía de generación de energía eléctrica. La Agencia Espacial Europea se ha dado cuenta del potencial de una iniciativa en particular, que contempla la obtención de energía solar desde el espacio; la cual además de apoyar en la investigación, ahora busca financiar.
La idea de instalar enormes plantas solares que flotan en el espacio y transmiten grandes cantidades de energía a la tierra suenan a una solución digna de un escenario de ciencia ficción. A pesar de aquello y sin ir muy lejos, un concepto similar fue propuesto por primera vez por el científico ruso Konstantin Tsiolkovsky en la década de 1920, y su principal inspiración provino de la literatura de la época.
A un siglo de diferencia de aquel ejemplo, hoy la iniciativa se contextualiza en el marco de un mundo en el que la tecnología vinculada a las energías renovables se ha desarrollado rápidamente, con mayor eficiencia y menor costo a lo largo del tiempo.
Los beneficios de los nuevos mecanismos para obtener energía de manera sustentable son evidentes, pero también hay en torno a gran parte de ellas un obstáculo no menor: no todos estos sistemas generan energía de manera constante. Por ejemplo, los parques eólicos se activan sólo cuando hay grandes corrientes de viento, lo que no es suficiente para abastecer de forma constante a una población de este servicio básico.
La solución llega desde el espacio
Una forma posible de resolver este problema es generar energía solar en el espacio, lo que eventualmente traería consigo una serie de ventajas. Una estación de energía solar con base en el espacio puede funcionar de cara al sol las 24 horas del día. La atmósfera de la tierra también absorbe y refleja algo de luz solar, por lo que las celdas solares sobre la atmósfera recibirán más luz solar y podrán producir más energía.
Pero uno de los principales retos a superar es cómo montar, lanzar y desplegar una estructura tan grande. Una sola estación de energía solar puede tener que tener un área de hasta 10 kilómetros cuadrados, lo que equivale a 1.400 campos de fútbol. El uso de materiales livianos también será crucial, porque el mayor gasto será el costo de lanzamiento del cohete al espacio.
Como solución, una alternativa sugerida es la es desarrollar miles de satélites más pequeños, que trabajen coordinadamente como un enjambre, pero que se configuren como un solo gran generador solar. En 2017, investigadores del Instituto de Tecnología de California describieron el diseño de una planta modular de energía, que consta de miles de paneles solares ultraligeros. También demostraron un prototipo de baldosa, que pesa solo 280 gramos por metro cuadrado, similar al peso de una tarjeta. Estos son avances preliminares, por lo que a futuro podrían surgir celdas más pequeñas y ligeras aún, probablemente fabricadas mediante impresión 3D.
Convocatoria para la comunidad científica
Este proyecto ya se encuentra instalado en la agenda de la Agencia Espacial Europea. Por eso, habilitaron en su sitio web un portal informativo en el que junto con la presentación de la iniciativa, también abrieron una convocatoria para colaborar.
Alrededor del mundo, diversos miembros de la comunidad científica están dedicando tiempo y energía en investigar y desarrollar avances para la creación de estaciones de energía solar en el espacio.
De llegar a buen puerto las investigaciones y experimentos relacionados, podríamos contar a futuro con una herramienta muy potente para enfrentar el cambio climático, que es uno de los más grandes desafíos de nuestro tiempo.