Nadie está libre de ataques hackers, ni siquiera la NASA, y así lo demuestra un nuevo informe que indica la invasión en el NASA’s Jet Propulsion Laboratory (JPL).
En abril de 2018 se identificó un problema de seguridad: una Raspberry Pi que no estaba autorizada para conectarse a la red JPL fue atacada por hackers. Los atacantes pudieron robar 500 megabytes de datos de uno de sus principales sistemas, y consiguieron entrar más en la red de JPL gracias a esa puerta insegura.
Una vez dentro, los hackers accedieron a varias misiones importantes, incluyendo a la Red de Espacio Profundo de la NASA, su red de instalaciones de comunicación para naves espaciales.
Debido a este problema, un par de programas ya se han desconectado de la red de la agencia, como el Orion Multi-Purpose Crew Vehicle y la Estación Espacial Internacional, más críticos que el resto, aunque no se sabe si ya tuvieron información filtrada con el ataque realizado.
Ahora que el problema ya ocurrió, han empezado a realizarse análisis de seguridad más profundos, y se han descubierto varios problemas dentro de JPL, acciones que se desvían de las recomendaciones de la NASA en lo que a seguridad se refiere.
La OIG, Office of Inspector General, ha publicado un documento con los detalles y con algunas recomendaciones, pero nadie dice nada sobre un tema clave: qué pueden hacer los hackers con los datos que han robado.