Un equipo de investigadores pertenecientes al Computer Science and Artificial Intelligence Laboratory (CSAIL), del MIT, han dado con una técnica de impresión 3D que permitirá definir la rigidez y elasticidad de cada parte del producto a imprimir con el objetivo de que el producto final pueda tener de partes rígidas y de partes flexibles que lo protejan del exterior, donde en el caso de los robots, estos podrían disponer de una piel blanda dedicada a absolver posibles impactos y posibilitarles la realización de movimientos más ágiles y precisos.
La técnica, denominada de Materiales viscoelástico programables, permite definir el nivel de rigidez y elasticidad exacto de cada parte del producto dentro del proceso de impresión 3D, pudiendo ser aplicado tanto en aquellos productos tecnológicos que puedan ser susceptibles de romperse por impactos o golpes, ya sean drones, robots, móviles u otros dispositivos, así como en productos cotidianos como puedan ser las zapatillas deportivas, cascos de motos, entre otras muchas posibilidades.
La nueva técnica será presentada esta semana y se expondrá a través de un documento que llevarán al evento IEEE/RSJ International Conference on Intelligent Robots and Systems, que se celebrará la próxima semana en Korea.
Los investigadores parten del hecho de la existencia de materiales de amortiguación viscoelásticos comunes como el caucho y plástico, que disponen de capacidades sólidas y líquidas, siendo fáciles de adquirir, baratos y compactos, aunque comercialmente está disponibles en tamaños y niveles de amortiguación específicos, por lo que si un usuario pudiera «personalizar» estos materiales durante el proceso de impresión, podrían definir la rigidez y elasticidad de cada parte del producto que se encuentra imprimiendo, pudiendo derivar en productos más resistentes, flexibles y duraderos.