Era cuestión de tiempo, los primeros casos empiezan a aparecer en la prensa: personas que se hacen pasar por conductores de Uber para raptar clientes que no prestaron atención en los detalles del coche que vendría a buscarles (ni en la posición del coche, ni en el nombre del conductor…).
El reportaje, publicado en Diário de Sí£o Paulo y en Olhar Digital, muestra ya algunos casos de mujeres que, esperando un coche pedido con la aplicación Uber, acaban subiendo en otro que no tiene nada que ver con dicha empresa.
Los criminales se acercan a alguien que parece estar esperando un coche, abren la ventanilla y preguntan si, efectivamente, esperan un uber. En la mayoría de los casos la respuesta es negativa, y en otros muchos el cliente dice que sí, pero que no es ese coche ni esa matrícula, pero en otros, donde el cliente no prestó atención en el modelo del coche o la matricula indicada en la aplicación, el rapto puede ocurrir fácilmente.
En los casos mencionados en dichos artículos, las víctimas eran mujeres, y en uno de ellos se comenta la experiencia de estar dentro de un coche con un desconocido que no tenía ninguna relación con Uber. Durante el trayecto recibió la llamada del verdadero conductor, preguntando su localización, y consiguió escapar en el primer semáforo en rojo.
El criminal suele dar la escusa de que ha cambiado de coche y Uber aún no ha actualizado el sistema, una escusa que, como muchos ya sabréis, no tiene ni pies ni cabeza.
Uber ya se ha pronunciado: es importante prestar atención a los datos del coche que muestra la app, así como al nombre del conductor y a la localización que se muestra constantemente en tiempo real.