Nalden, uno de los fundadores originales de WeTransfer, ha decidido volver a sus raíces. Tras años alejado del proyecto que co-creó en 2009, y decepcionado con la dirección que tomó la plataforma desde su adquisición por parte de Bending Spoons, el empresario neerlandés ha lanzado Boomerang, un nuevo servicio de transferencia de archivos que apuesta por la simplicidad y la experiencia de usuario por encima de todo.
WeTransfer, que en su momento fue celebrada por su interfaz minimalista y la facilidad para enviar archivos grandes sin necesidad de registro, se ha transformado en algo muy diferente. Desde la salida de Nalden en 2019, la compañía ha implementado cambios poco claros en la forma de compartir enlaces, ha despedido al 75% de su plantilla y ha estado envuelta en polémicas por el uso del contenido de los usuarios para entrenar modelos de inteligencia artificial.
La frustración de muchos creativos ante esta evolución fue la chispa que motivó a Nalden a crear una alternativa que recuperara el espíritu original del proyecto: compartir archivos sin complicaciones.
Simplicidad como principio básico
Boomerang es, según su creador, una herramienta pensada para ser tan directa como un martillo: no debe impresionar, simplemente debe funcionar. Por eso, el servicio permite enviar archivos sin necesidad de crear una cuenta ni verificar un correo electrónico. Esta decisión, lejos de ser una omisión técnica, es una declaración de principios en una época donde todo parece requerir registros, contraseñas y permisos.
El funcionamiento es muy sencillo: el usuario entra en la web de Boomerang, arrastra el archivo que quiere enviar y genera un enlace de descarga. Ese enlace puede compartirse y tendrá una caducidad de siete días. El límite de tamaño para estos envíos sin cuenta es de 1GB por archivo y de 1GB en total de almacenamiento temporal.
Para quienes deseen una experiencia más completa, pueden registrarse de forma gratuita, lo que amplía el límite a 3GB por archivo y 3GB de almacenamiento, además de permitir acceso al historial de subidas, modificación y eliminación de archivos, e incluso la posibilidad de personalizar la interfaz de los enlaces con emojis.
Opciones de pago para necesidades más exigentes
Boomerang también contempla a quienes requieren un servicio más robusto. Por 6,99 euros al mes, los usuarios acceden a un plan premium que eleva los límites a 5GB por archivo, 200GB por carpeta y 500GB de almacenamiento total. Este plan permite además añadir protección con contraseña, establecer fechas de caducidad personalizadas de hasta 90 días, personalizar la portada de las carpetas compartidas y enviar invitaciones ilimitadas por carpeta a otros usuarios.
Este modelo busca atraer no solo a creativos individuales, sino también a equipos pequeños que necesitan compartir archivos de forma segura, sin complicaciones y con un control razonable sobre el contenido compartido.
Privacidad y ausencia de publicidad como pilares
Otro de los puntos clave de Boomerang es su postura firme en torno a la privacidad. A diferencia de muchos servicios actuales, Nalden asegura que no piensa monetizar el servicio mediante publicidad, ni tampoco recolectar más datos de los necesarios. Su objetivo es minimizar la recopilación de información, una filosofía que lo aleja de los modelos basados en la explotación de datos personales para generar ingresos.
Para Nalden, incluir anuncios solo agrega ruido e interfiere con la experiencia de usuario. Su apuesta es ofrecer un producto limpio, directo y eficaz. Como dijo en entrevista con TechCrunch, su modelo de negocio se asemeja a vender una herramienta: «No quieres un martillo elegante, solo uno que haga su trabajo».
Inteligencia artificial para construir, no para controlar
En una época donde parece obligatorio que cada aplicación incorpore funciones impulsadas por IA, Boomerang toma un rumbo diferente. Si bien Nalden no niega el uso de estas tecnologías, aclara que están integradas en el desarrollo interno del producto, pero no como funciones visibles para los usuarios.
Este enfoque evita una tendencia cada vez más común donde las plataformas automatizan procesos o imponen algoritmos para decidir qué, cómo y cuándo interactuamos con el contenido. En cambio, Boomerang quiere que el usuario tenga el control total de su experiencia.
Una apuesta por el diseño sin artificios
El diseño de Boomerang se siente como un soplo de aire fresco en medio de una industria que a menudo prioriza las presentaciones pensadas para convencer inversores en lugar de facilitar la vida de los usuarios. Su interfaz es intencionalmente austera, con los elementos justos y necesarios. No hay distracciones, ni funciones escondidas, ni pasos innecesarios.
Nalden considera que muchas tecnologías actuales están sobrecargadas de características que rara vez se utilizan, y que complican la experiencia. En Boomerang, cada función tiene una razón de ser y responde a una necesidad concreta.
Un regreso con sabor a comunidad
Curiosamente, el nacimiento de Boomerang ha estado muy ligado a la comunidad que inicialmente apoyó a WeTransfer. Fueron muchos de estos usuarios quienes se comunicaron con Nalden expresando su frustración con la nueva dirección del antiguo servicio, y quienes inspiraron el diseño y filosofía de esta nueva plataforma.
El resultado es un producto que intenta devolver al usuario el control sobre una tarea cotidiana como enviar archivos, sin convertirla en una odisea digital.