Señales de que tu SSD está fallando y cómo actuar a tiempo

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Los discos de estado sólido, conocidos como SSD, han cambiado la forma en la que usamos nuestros ordenadores. Más rápidos, silenciosos y eficientes que los tradicionales discos duros (HDD), se han convertido en una elección popular para quienes buscan mayor velocidad en el arranque del sistema operativo, en la carga de programas o juegos, y en la transferencia de archivos. Sin embargo, como todo componente electrónico, su vida útil no es infinita.

Aunque los SSD no tienen piezas móviles, lo que disminuye el riesgo de fallas mecánicas, utilizan celdas de memoria flash que se deterioran con el uso, particularmente con cada escritura o borrado de datos. Tarde o temprano, ese desgaste se manifiesta. Reconocer los signos tempranos de una posible falla es esencial para evitar la pérdida de información y mantener tu equipo funcionando de manera estable.

Tu ordenador se vuelve lento sin razón aparente

Una de las primeras señales de que algo no va bien con tu SSD puede parecer simplemente una molestia cotidiana: el sistema comienza a volverse más lento. Aunque puede haber muchas causas detrás de un ordenador lento, como aplicaciones exigentes o conflictos de software, si tu equipo usa un SSD moderno y notas que su rendimiento disminuye progresivamente, es momento de prestarle atención.

Los SSD se basan en transistores que forman celdas de memoria. Cada vez que se escriben datos nuevos, esas celdas se desgastan ligeramente. Con el tiempo, el acceso a esa información se vuelve más lento. Tecnologías como el «wear leveling» o el «over-provisioning» ayudan a distribuir el desgaste entre las celdas y prolongar la vida del disco, pero no lo previenen indefinidamente.

Problemas al leer o guardar archivos

Cuando una unidad comienza a fallar, puede tener dificultades para acceder a ciertos archivos o guardar nuevos datos. Esto ocurre por la aparición de sectores defectuosos, zonas de la memoria que se han dañado y no pueden ser usadas.

A diferencia de los discos mecánicos, donde los sectores defectuosos son consecuencia de daños físicos, en los SSD estos errores no son visibles a simple vista. El sistema simplemente deja de poder leer o escribir en esas zonas. Si notas que ciertos documentos no se abren, o que aparecen errores al intentar guardarlos, es posible que el disco esté empezando a fallar.

El equipo no arranca o lo hace de forma irregular

Uno de los problemas más frustrantes es cuando el ordenador deja de iniciar correctamente. Puede quedarse atascado en la pantalla de carga o necesitar varios intentos para arrancar. Aunque este comportamiento puede deberse a diversas causas (como un cable flojo o configuraciones erróneas de la BIOS), también puede estar relacionado con el SSD.

Cuando los archivos de inicio del sistema están almacenados en celdas dañadas, el sistema operativo no logra acceder a ellos correctamente, provocando fallos intermitentes o permanentes. Antes de reemplazar el disco, es recomendable descartar otras causas, pero si los intentos de reparación no dan resultados, es muy probable que el SSD esté dañado.

Congelamientos y pantallazos azules frecuentes

Las fallas del sistema que terminan en reinicios inesperados o el clásico «pantallazo azul» (BSOD) en Windows pueden tener muchas causas, desde errores de software hasta problemas de hardware. Pero si las congelaciones y reinicios son frecuentes y no están ligados a tareas específicas, el SSD podría ser el culpable.

Cuando el sistema intenta leer datos almacenados en celdas defectuosas, puede no obtener una respuesta válida, provocando errores críticos. Esto es especialmente común si el sistema operativo o programas esenciales están ubicados en esas zonas afectadas.

Mensajes constantes de reparación del sistema de archivos

Windows y otros sistemas operativos tienen herramientas automáticas para verificar y reparar errores en el sistema de archivos. Si tu ordenador lanza estos chequeos con frecuencia, especialmente después de un BSOD, y detecta errores en el sistema de archivos (como el famoso NTFS_FILE_SYSTEM), podría ser una pista clara de que el SSD está desarrollando fallos graves.

Una reparación ocasional puede ser normal, pero si el proceso se repite continuamente, indica un deterioro que el sistema ya no puede manejar por sí solo. El archivo que organiza la estructura del disco puede corromperse por problemas físicos en las celdas, lo que impide leer correctamente la organización de carpetas y archivos.

Errores detectados en el visor de eventos o registros del sistema

Una forma menos conocida, pero muy confiable de detectar problemas, es revisando los registros del sistema, como el Visor de Eventos en Windows o las Consolas de Log en macOS. Allí se almacena información detallada sobre fallos, advertencias y eventos del sistema.

Si encuentras referencias constantes a «bad blocks» o errores relacionados con lectura o escritura en disco, no se trata de simples accidentes. Esos mensajes indican que el sistema está teniendo problemas reales al intentar acceder a partes del disco. Es una forma técnica de confirmar que los bloqueos, pantallazos o archivos corruptos tienen una causa física: un SSD en mal estado.

Estado de salud bajo según herramientas especializadas

Existen programas como CrystalDiskInfo que permiten conocer el estado de salud de un SSD. Estas aplicaciones muestran información como la temperatura del disco, el número de ciclos de escritura y lectura, o el porcentaje de vida últil restante según el fabricante.

Un puntaje de salud bajo no significa que el disco vaya a fallar ese mismo día, pero es una advertencia clara de que el desgaste está avanzado. Es recomendable monitorear estos datos de vez en cuando, sobre todo si ya has notado comportamientos extraños en tu sistema.

El sistema no detecta el SSD

Una de las señales más drásticas es cuando tu ordenador simplemente deja de reconocer el SSD. Si ya estaba funcionando y, de repente, desaparece del sistema, incluso desde la BIOS, es muy probable que el firmware del SSD esté dañado o que haya un fallo irreversible en sus componentes.

En estos casos, las posibilidades de recuperación casera son casi nulas. Lo más recomendable es consultar con un servicio especializado en recuperación de datos, aunque los costos pueden ser elevados.