Un reciente informe médico ha vuelto a encender las alarmas sobre los riesgos de salud asociados al vapeo, luego del fallecimiento de un hombre en Nueva Jersey que podría haber desarrollado un cáncer de pulmón agresivo como consecuencia de su prolongado uso de cigarrillos electrónicos.
El caso que está generando inquietud
Un hombre de 51 años, exfumador y vapeador habitual durante más de una década, murió solo tres meses después de ser diagnosticado con un carcinoma escamoso de pulmón, un tipo de cáncer agresivo no microcítico. Aunque tenía antecedentes de tabaquismo, había abandonado los cigarrillos tradicionales en 2009 y desde entonces solo utilizaba cigarrillos electrónicos.
Lo llamativo del caso es que el paciente se sometía regularmente a controles médicos y su última radiografía de tórax, tomada dos años antes de su diagnóstico, no mostraba anormalidades. Sin embargo, en 2020 empezó a presentar síntomas como pérdida de peso, dolor en el pecho, dificultad para respirar y tos con sangre, signos que llevaron a su hospitalización.
Una progresión alarmante
Los exámenes revelaron un cáncer que ya había invadido otras partes del cuerpo, incluso afectando al corazón, lo que impidió una intervención quirúrgica. Se inició un tratamiento con quimioterapia, pero su estado empeoró rápidamente y falleció en apenas tres meses.
Los médicos del centro AtlantiCare Regional Medical Center, en Atlantic City, documentaron el caso en el American Journal of Case Reports y señalan que, aunque no se puede probar una relación directa, existen indicios suficientes para sospechar que el vapeo pudo haber contribuido a este desenlace.
Lo que dice la ciencia hasta ahora
Los cigarrillos electrónicos se han promovido como una alternativa menos dañina al tabaco convencional. Y es cierto que, en general, los estudios muestran que el vapeo expone al organismo a menos sustancias tóxicas que el cigarrillo tradicional. Sin embargo, «menos» no significa «inocuo».
En 2019, por ejemplo, miles de personas en EE.UU. enfermaron gravemente por un brote de lesiones pulmonares asociadas al vapeo, causado principalmente por aditivos tóxicos en dispositivos que contenían THC. Aunque esa epidemia disminuyó, aún se reportan casos aislados.
También se han relacionado algunas sustancias químicas empleadas para aromatizar los líquidos de vapeo con enfermedades pulmonares raras. Y hay estudios que sugieren que quienes fuman y vapean a la vez (usuarios duales) podrían tener un riesgo más alto de desarrollar cáncer de pulmón que quienes solo fuman.
Un caso, muchas preguntas
Aunque este informe representa un caso aislado, su impacto reside en que podría ser el primero en sugerir una asociación directa entre el vapeo prolongado y el cáncer de pulmón. Y aunque no hay evidencia suficiente para cambiar protocolos de detección precoz, los expertos subrayan la necesidad de más investigaciones a largo plazo.
Como cuando notamos una gotera en casa y nos preguntamos si hay un problema mayor en el techo, este caso funciona como una señal de advertencia: no es una confirmación definitiva, pero sí una razón para examinar con más detalle.
La importancia de una regulación clara
El mercado de los cigarrillos electrónicos creció rápidamente, muchas veces sin la supervisión adecuada. En países como Estados Unidos o España, hay debates activos sobre regulaciones para sabores, publicidad y edad de acceso, en un intento de proteger especialmente a los jóvenes, quienes representan un segmento creciente de usuarios.
Este tipo de incidentes podría influir en futuras medidas regulatorias. Una analogía simple: si descubres que ciertos ingredientes de una receta podrían ser tóxicos, aunque solo haya un caso registrado, quizás quieras estudiar su efecto antes de seguir cocinando con ellos.
Lo que podemos hacer como usuarios
Si bien no hay motivos para entrar en pánico, sí es recomendable mantener una actitud crítica e informada. Algunas recomendaciones clave:
- Consultar al médico si se es vapeador regular, especialmente en presencia de síntomas respiratorios.
- No asumir que el vapeo es inofensivo solo porque es «menos malo» que fumar.
- Evitar productos no regulados o de procedencia dudosa.
- Mantenerse al día con información científica confiable.
Este caso nos recuerda que los efectos del vapeo a largo plazo aún no se comprenden del todo. Como con tantas tecnologías emergentes, es mejor avanzar con precaución y conocimiento.