La inteligencia artificial no solo vive en nuestros teléfonos o navegadores. También puede tener brazos, ojos y moverse por el mundo. Y eso es precisamente lo que busca fomentar Hugging Face, una empresa conocida por su compromiso con la inteligencia artificial de código abierto. Su nueva apuesta: llevar ese mismo enfoque al mundo de la robótica con la adquisición de Pollen Robotics, la startup francesa creadora del robot humanoide Reachy 2.
¿Qué es Reachy 2 y por qué importa?
Imagina un robot con grandes ojos expresivos, dos brazos y una sorprendente destreza para realizar tareas como mover tazas o recoger fruta. Ese es Reachy 2, un robot diseñado no solo para impresionar, sino para ser útil y, lo más importante, modificable y accesible para cualquiera que quiera aprender o experimentar con robótica.
Este robot no es un producto cerrado. Su diseño, sus componentes, e incluso el código que lo controla están disponibles para que desarrolladores y entusiastas puedan explorarlos, modificarlos e incluso imprimir partes nuevas si algo se rompe. Este enfoque abre nuevas posibilidades para el aprendizaje, la colaboración y la innovación en un área tradicionalmente restringida a grandes empresas con mucho presupuesto.
¿Por qué Hugging Face entra en el mundo físico?
Hasta ahora, Hugging Face ha sido un actor central en el mundo de los modelos de lenguaje y la IA generativa, con una plataforma que permite compartir, modificar y reutilizar modelos de forma abierta. Pero el CEO de la compañía, Clément Delangue, señala que cuando se trata de robots —máquinas que actúan en el mundo físico— la confianza y la transparencia son aún más necesarias.
“Con los robots, no basta con que funcionen bien en una simulación o en una demo. Necesitamos saber exactamente cómo operan, cómo se diseñaron y cómo se comportan en diferentes contextos”, afirma Delangue. Y eso solo se consigue con un enfoque abierto.
El impacto del código abierto en la robótica
En la práctica, el hardware de código abierto funciona como una receta compartida. Cualquiera puede acceder a los planos, entender cómo está hecho un robot y construir uno propio. Esto permite que los errores se detecten más rápido, que las mejoras lleguen desde distintos lugares del mundo, y que el desarrollo no dependa únicamente de una sola empresa.
Matthieu Lapeyre, cofundador de Pollen Robotics, lo resume de forma muy sencilla: si algo se rompe, puedes imprimir una nueva pieza. Si no funciona del todo bien, puedes rediseñarla. Es como tener un coche al que puedes cambiarle el motor tú mismo o incluso añadirle funciones nuevas.
El reto de vender robots humanoides
Aunque la idea de tener un robot en casa suena futurista, vender este tipo de dispositivos todavía es un desafío. Los casos de uso reales aún están en construcción, y muchos sistemas no son lo suficientemente fiables para operar en entornos cambiantes.
Por ahora, Reachy 2 se utiliza sobre todo en investigación. Varias empresas de IA ya están experimentando con él para mejorar la manipulación robótica, aunque los nombres se mantienen en secreto por acuerdos de confidencialidad. A largo plazo, el objetivo es que versiones más avanzadas de este robot puedan asistir en tareas domésticas o de oficina.
Lo que hace diferente a Hugging Face
Lo interesante de esta movida es que Hugging Face no quiere competir con gigantes como Tesla, Figure o Agility Robotics en cuanto a producto final. Su apuesta es distinta: democratizar el acceso al desarrollo robótico, abriendo las puertas a que más personas participen en la creación de soluciones robóticas útiles, seguras y adaptadas a diferentes realidades.
El modelo ya ha dado resultados en otras áreas. En el mundo del software, los modelos de lenguaje de código abierto han permitido que investigadores, startups y desarrolladores de todo el mundo prueben nuevas ideas, optimicen algoritmos y creen aplicaciones personalizadas. Hugging Face cree que el mismo enfoque puede ser un catalizador para la robótica.
La comunidad como motor de innovación
Un buen ejemplo de este movimiento es Physical Intelligence, una startup que también apuesta por modelos robóticos abiertos. En febrero, lanzaron Pi0, un modelo fundacional que permite a robots aprender una variedad de tareas físicas. Lo hicieron disponible en Hugging Face, y desde entonces, han recibido aportes valiosos de investigadores y usuarios que ayudaron a mejorar el modelo.
Como explica Sergey Levine, profesor en la Universidad de Berkeley y cofundador de Physical Intelligence, al abrir tanto el software como el hardware, se libera un gran potencial creativo. “La gente puede experimentar con nuevas formas de construir robots, adaptarlos a tareas concretas y resolver problemas locales con soluciones únicas”.
¿Por qué es importante ahora?
La IA está avanzando a pasos agigantados, y cada vez más expertos creen que para alcanzar niveles de inteligencia similares a los humanos, los modelos deben interactuar con el mundo físico. Un robot que pueda manipular objetos, adaptarse a entornos y aprender de la experiencia representa un paso clave en esa dirección.
Pero este desarrollo también genera dudas. Algunos videos promocionales de robots humanoides muestran capacidades sorprendentes, pero no siempre reflejan la realidad: muchos de estos robots son controlados por personas fuera de cámara, y fallan fácilmente si se cambian mínimamente las condiciones.
Aquí es donde entra la transparencia del código abierto. Cuando todo el mundo puede ver cómo funciona un robot, es más fácil separar lo que es real de lo que es espectáculo.
Un cambio de paradigma en la industria
Lo que estamos viendo es un cambio cultural en el desarrollo de tecnología. Durante años, los avances en IA se han desarrollado en laboratorios cerrados, protegidos por secretos comerciales. Pero cada vez más empresas están compartiendo sus modelos. Meta lo hizo en 2023 con LLaMA, y recientemente, incluso OpenAI anunció que liberará un modelo de peso abierto este verano.
Esta tendencia sugiere que el futuro de la inteligencia artificial y la robótica podría estar en manos de comunidades abiertas, no solo de corporaciones. Y Hugging Face está apostando fuerte por ese futuro.