La marca Tesla, sinónimo de coches eléctricos y de innovación en el transporte, está viviendo uno de sus momentos más delicados en el mercado europeo. Según los últimos datos publicados por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, por sus siglas en francés), las ventas de Tesla en la Unión Europea se desplomaron un 49% durante los dos primeros meses de 2025 en comparación con el mismo período del año anterior.
Este descenso no solo sorprende por su magnitud —pasando de 37.000 unidades registradas a tan solo 19.000—, sino también por el contraste con las cifras de otras categorías del sector automotriz. Mientras los vehículos híbridos crecieron un 19%, los eléctricos en general apenas cayeron un 1,4%. Entonces, ¿por qué Tesla se lleva la peor parte?
Desde WWWhatsnew.com hemos seguido de cerca la evolución de Tesla desde sus inicios. Hemos sido testigos de sus logros técnicos, sus avances en autonomía, y también de sus altibajos. Pero lo que está ocurriendo ahora en Europa parece ser un caso mucho más profundo que una simple fluctuación del mercado.
Un cóctel de factores: política, competencia y producto
Aunque el informe de la ACEA no especifica causas, los análisis independientes sí apuntan a una combinación de elementos que están afectando la percepción de la marca. Vamos por partes.
Elon Musk y su imagen pública: el elefante en la habitación
La figura de Elon Musk ha pasado de ser vista como la de un genio disruptivo a una presencia cada vez más polarizante. Sus posicionamientos políticos, especialmente sus interacciones con grupos de ultraderecha en Europa, han tenido un impacto real en la reputación de Tesla.
Un ejemplo claro es una reciente encuesta realizada por el medio alemán T-Online, donde más del 94% de los encuestados afirmaron que no considerarían comprar un Tesla. Aunque la encuesta no profundiza en los motivos, muchos interpretan esta respuesta como un rechazo al comportamiento y posicionamiento público de Musk.
En mi opinión, esto refleja un fenómeno que pocas veces se ve con esta intensidad: la marca personal de un CEO afectando directamente las decisiones de compra del consumidor. En Europa, donde la sensibilidad política es diferente a la de Estados Unidos, Musk podría estar cruzando líneas que los consumidores no están dispuestos a tolerar.
Competencia creciente: los chinos al acecho
Al mismo tiempo, Tesla ya no está sola en el mercado de coches eléctricos. Marcas como BYD, provenientes de China, están ganando terreno rápidamente. Con precios más competitivos y una oferta de vehículos más variada, están atrayendo a quienes antes veían a Tesla como la única opción viable en el mundo eléctrico.
Lo que antes era un terreno dominado casi en solitario por Tesla, ahora se ha convertido en un tablero de ajedrez donde cada movimiento debe pensarse con cuidado. Ya no basta con tener el coche más llamativo o el software más avanzado. Hoy, el consumidor europeo también exige transparencia, coherencia ética y alternativas sostenibles a nivel económico y social.
El producto también influye: retrasos y falta de innovación percibida
Otro factor que señala Felipe Muñoz, analista de JATO Dynamics, es el retraso en el lanzamiento de la nueva versión del Model Y. Este vehículo representa una parte importante de las ventas de Tesla, y su ausencia ha sido como un agujero en su oferta actual.
A esto se suma una percepción creciente de que Tesla ya no innova al mismo ritmo que antes. Mientras otras marcas lanzan modelos nuevos y frescos, Tesla parece haberse estancado en una gama de productos que, si bien técnicamente competentes, no están generando el mismo entusiasmo que en años anteriores.
El voto con la cartera
En muchos sentidos, lo que estamos viendo es lo que en marketing se conoce como “votar con el bolsillo”. Es decir, los consumidores europeos están utilizando su poder adquisitivo para enviar un mensaje: no están de acuerdo con la dirección que está tomando Tesla, ya sea a nivel corporativo, ético o político.
Y es que en Europa, donde el consumo responsable y la sostenibilidad son temas de conversación diaria, la coherencia entre el producto y los valores que transmite la empresa es más importante que nunca. No basta con tener un coche eléctrico si la marca detrás del volante no representa lo que los compradores quieren apoyar.
¿Un problema pasajero o un cambio de paradigma?
Desde wwwhatsnew.com creemos que este momento puede ser una señal de alerta importante, no solo para Tesla, sino para todas las compañías tecnológicas que dependen en gran parte de la imagen de sus líderes. En un contexto globalizado, lo que dice o hace un CEO en redes sociales puede tener consecuencias directas en mercados lejanos.
La caída del 49% no necesariamente marca el fin de Tesla en Europa, pero sí indica que la relación con el consumidor europeo necesita ser reconstruida. Y eso no se logra solo con actualizaciones de software o bajadas de precio: se requiere empatía, escucha activa y una estrategia de comunicación alineada con los valores de la región.
¿Qué puede hacer Tesla ahora?
Desvincular la imagen de la marca del comportamiento de Musk. Esto es difícil, pero no imposible. Crear una identidad de marca que trascienda al CEO puede ayudar a recuperar la confianza.
Reforzar su gama de productos en Europa con modelos más accesibles, prácticos y adaptados al estilo de vida europeo.
Comunicar mejor sus compromisos sociales y medioambientales, dejando claro que Tesla sigue siendo una empresa con una misión global, más allá de las opiniones personales de su fundador.
Mejorar su servicio postventa y relación con el cliente, que ha sido motivo de críticas frecuentes en varios países de la UE.
Aprovechar el momento para reinventarse y demostrar que es capaz de aprender de sus errores.
Una historia aún en construcción
La historia de Tesla no se ha terminado de escribir. Como hemos mencionado otras veces en WWWhatsnew.com, las marcas tecnológicas tienen ciclos, y el reto está en saber adaptarse cuando las condiciones cambian.
Tesla tiene la tecnología, los recursos y la capacidad de innovación para superar esta crisis. Pero necesitará algo más: humildad para escuchar y valentía para cambiar.