La combinación de emociones positivas y sueño profundo mejora la memoria perceptual

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Un reciente estudio del Centro de Ciencias del Cerebro de RIKEN (CBS) ha revelado que las emociones positivas durante el aprendizaje fortalecen la memoria perceptual, especialmente durante el sueño profundo. Esta investigación, publicada en la revista Neuron, podría ayudar a comprender los mecanismos neurológicos detrás de afecciones como la adicción y los trastornos de la memoria.

¿Por qué los eventos emocionales dejan huella en nuestra memoria?

Eventos cargados emocionalmente, tanto positivos como negativos, generan recuerdos duraderos de elementos sensoriales como sonidos, texturas o aromas asociados. Se sabe que el sueño juega un papel clave en la consolidación de la memoria, pero hasta ahora no se había determinado qué fase del sueño es la más relevante en este proceso.

Para resolver esta interrogante, el equipo de investigación liderado por Masanori Murayama realizó una serie de experimentos en ratones para analizar cómo las emociones afectan la consolidación de la memoria perceptual durante el sueño.

Experimentos con ratones: emociones y memoria a largo plazo

Los investigadores diseñaron un experimento en el que los ratones exploraban diferentes texturas. Se establecieron dos condiciones:

  • Situación neutral: Los ratones exploraban una superficie lisa en el día uno y, en el día dos, se les presentaban dos texturas (lisa y rugosa). Su preferencia por la textura rugosa indicaba que no recordaban la superficie lisa del primer día.
  • Situación emocionalmente positiva: Se asoció la textura lisa con una experiencia positiva (interacción con una hembra). En este caso, los ratones recordaron la textura lisa incluso cinco días después, demostrando que la experiencia emocional había fortalecido su memoria perceptual.

El papel de la amígdala y el sueño profundo en la consolidación de recuerdos

Los registros de actividad cerebral mostraron que tres regiones cerebrales clave se activaban de manera coordinada durante el aprendizaje y luego se reactivaban durante la fase de sueño no REM:

  • Amígdala: Centro emocional del cerebro.
  • Corteza motora: Responsable del control del movimiento.
  • Corteza sensorial: Procesa información sobre texturas y otros estímulos sensoriales.

Cuando los investigadores bloquearon las señales de la amígdala hacia la corteza motora durante el sueño no REM, los ratones no lograron retener la memoria de la textura. Sin embargo, bloquear estas señales durante la fase de sueño REM no tuvo ningún efecto, lo que indica que la fase de sueño no REM es la clave para reforzar recuerdos perceptuales ligados a emociones positivas.

Aplicaciones en tratamientos de adicciones y trastornos de memoria

Estos hallazgos podrían tener aplicaciones clínicas en el tratamiento de trastornos como la adicción, donde ciertos estímulos perceptuales (como olores o sonidos) pueden desencadenar recuerdos intensos asociados a experiencias previas.

Según Murayama, podría ser posible modificar la actividad de la amígdala durante el sueño no REM para debilitar memorias que provocan recaídas en adicciones o mejorar el tratamiento de trastornos de memoria relacionados con el envejecimiento.

Un paso más hacia terapias basadas en la modulación del sueño

Los investigadores planean seguir explorando la relación entre emociones, sueño y memoria en modelos de enfermedades neurológicas. «Nuestro objetivo final es utilizar este conocimiento para desarrollar tratamientos que mejoren la salud mental y las condiciones relacionadas con la memoria», concluyó Murayama.

Este estudio abre una nueva vía de investigación sobre cómo el sueño profundo podría ser una herramienta clave en la regulación de la memoria emocional, con aplicaciones potenciales en neurología y psicoterapia.