¿Sabías que 1 de cada 3 personas desean cambiar su apariencia física por lo que ven en redes sociales? Y lo más preocupante de todo, es que en la gran mayoría de las ocasiones las imágenes a las que nos exponemos como usuarios, están altamente editadas y representan estándares de belleza inalcanzables.
En abril de 2024 Dove publicó un estudio en el que afirma que más del 70% de las mujeres sienten una inmensa presión por alcanzar estándares de belleza poco realistas. En dicho informe se concluye que acercarse a dichos estándares puede convertirse en el modo de tener más privilegios por el alto valor que nuestra sociedad asocia a la apariencia.
El problema se agranda si a esto le sumamos contenido editado que vemos a través de redes sociales. La IA es capaz de alterar significativamente la apariencia facial y corporal de cualquier persona, tanto en fotos como en vídeos, creando imágenes totalmente distorsionadas y alejadas de la realidad.
Las consecuencias de consumir este tipo de contenido pueden ser nefastas, especialmente en adolescentes que suelen ser más susceptibles a lo que ven en redes. Puede llevar a comportamientos obsesivos, una baja autoestima y dismorfia corporal.
El Círculo Vicioso
Por un lado, desde el punto de vista del «usuario como consumidor de este tipo de contenido», tanto procedente de personas conocidas como de celebridades, es probable llegar a sentir la necesidad de modificar el aspecto físico para cumplir con estos estándares de belleza, que realmente se encuentran en un plano irreal. La presión que existe para alcanzar estos estándares de belleza contribuye a problemas de salud mental, cómo ansiedad, depresión y trastornos alimentarios.
Por otra parte, una persona que utilice regularmente estos filtros se acostumbra a una versión ficticia de sí misma. Esto puede llevar a complejos y problemas de autoestima, al comparar la apariencia natural con la imagen editada, y sentirse insuficiente. Incluso por características que antes no se consideraban «problemáticas», adoptando un enfoque obsesivo.
Según un estudio realizado por ExpressVPN, aunque la IA tiene el potencial de revolucionar el aprendizaje y apoyar la salud mental, su uso indebido puede tener efectos adversos. La aplicación de IA en filtros de belleza puede intensificar problemas de autoimagen y salud mental, creando una brecha entre la apariencia real y la idealizada. En definitiva, tanto unos como otros, son víctimas de las consecuencias psicológicas y sociales que trae consigo la utilización de los filtros impulsados por IA en redes sociales.
Impacto sobre los jóvenes
Un claro ejemplo del impacto negativo sobre los más jóvenes es el caso de los adolescentes de 14 años que comienzan a comprar y usar cosméticos inadecuados para su piel. El uso de cremas y productos cosméticos formulados para pieles adultas puede ser no sólo inútil sino también perjudicial para la piel joven. Estos productos, a menudo ricos en contenido graso, pueden causar brillos no deseados y obstruir los poros, acné, irritaciones y otros problemas cutáneos en adolescentes. Además, estos productos dermatológicos suelen tener un alto costo, representando una carga económica significativa.
El impacto de la IA en los filtros de belleza crea un bucle de insatisfacción y complejos. Es crucial fomentar la conciencia sobre la realidad detrás de las imágenes editadas con inteligencia artificial y promover una representación más realista y saludable de la belleza. Además de aprender a aceptar la apariencia natural es esencial para el bienestar físico y emocional tanto para adultos, como para jóvenes. El uso de filtros de IA en las redes sociales no solo modifica cómo nos vemos, sino también cómo nos sentimos respecto a nosotros mismos y a los demás.
Autor: Irene Álvarez Sánchez