Un robot sastre que usa el calor para ajustar vestidos

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Hablemos hoy del proyecto Vestido de Punto 4D, desarrollado por el Laboratorio de Autoensamblaje del MIT en colaboración con Ministry of Supply, una empresa de moda de alta tecnología. Este proyecto propone una solución creativa a problemas de larga data como el desperdicio textil y la producción masiva insostenible.

La idea detrás del Vestido de Punto 4D surge de la necesidad de crear prendas de ropa que se adapten perfectamente al cuerpo de cada persona sin seguir el proceso tradicional de corte y confección, que a menudo resulta en excesos de material. La colaboración entre investigadores y diseñadores en el Laboratorio de Autoensamblaje del MIT y Ministry of Supply ha dado como resultado una prenda que puede cambiar su forma y estilo mediante la activación por calor, gracias a los hilos activos y una técnica de tejido computarizado.

Una de las claves de este proyecto, tal y como comentan en LUDD, es el uso de hilos activados por calor que permiten que el vestido se ajuste y cambie de estilo de acuerdo con las preferencias de quien lo lleva. Este proceso es posible gracias a la programación de una máquina de tejer industrial, que integra los hilos activos en el diseño de la prenda. El resultado es un vestido que no solo se ajusta perfectamente al cuerpo sino que también puede transformarse en diferentes estilos, desde pliegues hasta cinturas ajustadas. En este vídeo tenéis el proceso.

Otro aspecto fundamental del Vestido de Punto 4D es su contribución a la sostenibilidad en la industria de la moda. Al producirse en una pieza sin necesidad de cortes ni costuras adicionales, el proceso reduce significativamente los desperdicios de material. Por otro lado, esta técnica de producción personalizada tiene el potencial de minimizar el exceso de inventario, uno de los grandes problemas de la industria de la moda, que a menudo termina en vertederos.

La implementación de robots para la activación por calor del vestido es una muestra de la innovación detrás del proyecto y abre la puerta a nuevas posibilidades en la personalización de la moda, pero no afectará al coste de las piezas. Los procesos de fabricación pueden seguir bajando, la mano de obra es cada vez más barata en ciertos países, y los robots pueden hacer tareas dignas de un gran sastre, pero la diferencia entre precio de venta y precio de fabricación nunca llueve a favor del consumidor.