Descubren enorme superestructura bajo el Pacífico

Publicado el

Formación submarina

Saltamos de la tecnología a la ciencia para hablar de un descubrimiento fascinante bajo las aguas del Pacífico. Se trata de la Meseta Fronteriza de Melanesia (MBP), una estructura submarina masiva que ha sido construida en distintas fases volcánicas a lo largo de millones de años. Este hallazgo es clave para entender los procesos geológicos que han dado forma a nuestro planeta.

Antes de adentrarnos en la MBP, debemos comprender qué es una Superestructura de Placa Media Oceánica (OMS). Este término se refiere a estructuras volcánicas que se han formado por sucesivas etapas de actividad volcánica, cada una con su propio motor geodinámico. Estas OMS son cruciales para entender cómo el vulcanismo y la tectónica de placas interactúan en la formación del relieve oceánico.

La MBP se encuentra en el Océano Pacífico, al este de las Islas Salomón. Con una extensión de aproximadamente 222.000 km², esta área ha sido el escenario de una historia volcánica compleja y prolongada. Investigaciones recientes, publicadas en sciencedirect.com,  han revelado que su formación se debe a cuatro episodios volcánicos distintos, cada uno aportando su propio capítulo a la historia geológica de esta región.

La primera fase – El cretácico

Formaciones en el océano
Formaciones en el océano. Imagen creada por IA.

La primera fase de la formación de la Meseta Fronteriza de Melanesia, conocida como El Cretácico, marca un período crucial en su evolución geológica. Esta etapa se desencadenó por la intensa actividad del punto caliente de Louisville, un centro profundo de actividad volcánica situado en el manto terrestre. Este fenómeno geológico no solo fue responsable de la creación de la Cresta Robbie, una prominente estructura submarina, sino que también originó una serie de montañas submarinas en la región circundante.

Durante este período, que abarca desde hace unos 145 hasta 66 millones de años, el punto caliente de Louisville actuó como una poderosa fuente de magma, que ascendió a través de la corteza terrestre, dando lugar a erupciones volcánicas submarinas. Estas erupciones condujeron a la formación de la Cresta Robbie, caracterizada por su elevado relieve submarino y su composición geológica única, reflejando la naturaleza del vulcanismo durante esa era.

Además de la Cresta Robbie, la actividad del punto caliente generó numerosas montañas submarinas o seamounts, que son básicamente volcanes submarinos que no llegan a emerger sobre la superficie del mar. Estas montañas submarinas se dispersaron por la zona, creando un paisaje submarino diverso y complejo. Estas estructuras son fundamentales para comprender los procesos geológicos de larga duración, ya que ofrecen pistas sobre los patrones de movimiento de las placas tectónicas y la actividad volcánica en el pasado.

La segunda fase – El eoceno

La segunda fase en la historia geológica de la Meseta Fronteriza de Melanesia, conocida como El Eoceno, representa otro capítulo fascinante en la formación de esta enorme estructura submarina. Este período, que se extiende aproximadamente desde hace 56 hasta 33.9 millones de años, fue testigo de un cambio significativo en la actividad geológica de la región, marcado principalmente por el movimiento de la litosfera sobre el punto caliente de Rurutu-Arago.

Durante El Eoceno, la placa tectónica sobre la que se asienta la Meseta comenzó a desplazarse gradualmente, una acción que la llevó a interactuar con el punto caliente de Rurutu-Arago. Este punto caliente, al igual que el de Louisville, es una región en el manto terrestre donde el material más caliente y menos denso se eleva hacia la superficie terrestre, causando actividad volcánica. La influencia del punto caliente de Rurutu-Arago fue fundamental en esta fase, ya que su interacción con la litosfera dio lugar a una serie de procesos volcánicos.

A medida que la litosfera se movía sobre este punto caliente, se generaron nuevas erupciones volcánicas submarinas. Estas erupciones fueron responsables de la creación de varias nuevas islas y elevaciones submarinas, ampliando y modificando de manera significativa la topografía de la MBP. Estas islas y montañas submarinas formadas durante El Eoceno son particularmente notables debido a sus características geológicas distintivas, que ofrecen una ventana al pasado geológico de la Tierra.

Estas nuevas formaciones no solo añadieron diversidad geológica a la región, sino que también proporcionaron nuevos hábitats para la vida marina, aumentando así la biodiversidad del ecosistema oceánico. Además, el estudio de estas estructuras aporta información valiosa sobre la interacción entre los procesos tectónicos y volcánicos, permitiendo a los geólogos y oceanógrafos comprender mejor los mecanismos que rigen la dinámica de la corteza terrestre y del manto.

La tercera fase – El mioceno

La tercera fase en la evolución de la Meseta Fronteriza de Melanesia, denominada El Mioceno, abarca un período que se extiende desde hace aproximadamente 23 hasta 5.3 millones de años. Esta fase representa un momento crucial en el desarrollo geológico de la región, marcado por la influencia del punto caliente de Samoa. La interacción de la litosfera con este punto caliente desencadenó una serie de procesos volcánicos significativos, resultando en la reactivación de antiguas formaciones y la creación de nuevas islas y montañas submarinas.

Durante El Mioceno, a medida que la placa tectónica se desplazaba sobre el punto caliente de Samoa, se produjo un aumento en la actividad volcánica. Este punto caliente, similar a los de Louisville y Rurutu-Arago, es una zona donde el material caliente del manto asciende hacia la superficie, generando magma que luego se abre camino hacia la corteza terrestre. Este fenómeno condujo a la reactivación de estructuras volcánicas previamente formadas en las fases anteriores, así como a la aparición de nuevos sitios de erupción.

La reactivación de estructuras antiguas a menudo resultó en la remodelación de montañas submarinas y islas existentes, alterando sus perfiles y características geológicas. Al mismo tiempo, la formación de nuevas islas y montañas submarinas agregó una capa adicional de complejidad al paisaje submarino de la MBP. Estas nuevas formaciones volcánicas contribuyeron significativamente a la expansión de la meseta y jugaron un papel importante en la modificación de la biodiversidad marina local, ya que proporcionaron nuevos hábitats y recursos para diversas especies marinas.

Las islas y montañas submarinas formadas durante El Mioceno son de particular interés para los científicos, ya que su estudio proporciona información valiosa sobre la historia volcánica de la región y los procesos tectónicos en juego. Además, estas formaciones ofrecen pistas sobre las interacciones entre las placas tectónicas y los puntos calientes, un aspecto crucial para entender la dinámica geológica de los océanos.

La cuarta fase – Del mioceno a la actualidad

La cuarta fase en la historia de la Meseta Fronteriza de Melanesia, que se extiende desde El Mioceno hasta la actualidad, representa una etapa dinámica y aún activa en la evolución de esta región oceánica. Esta fase se distingue por procesos geológicos complejos, dominados principalmente por la deformación de la litosfera y los movimientos profundos en el manto, asociados con la subducción de la placa del Pacífico bajo la trinchera de Tonga.

Durante este extenso período, la interacción entre la placa del Pacífico y la trinchera de Tonga ha jugado un papel crucial. La subducción, que es el proceso por el cual una placa tectónica se desplaza debajo de otra, ha generado no solo actividad sísmica y volcánica, sino también ha provocado cambios significativos en la estructura y composición de la litosfera en la región. Este fenómeno ha llevado a la deformación de la litosfera, un proceso donde la corteza terrestre y la parte superior del manto experimentan cambios en su forma y estructura debido a las fuerzas tectónicas.

Este proceso de deformación litosférica ha sido acompañado por movimientos en el manto, que han contribuido a la formación de nuevas características geológicas en la Meseta Fronteriza de Melanesia. Estos movimientos del manto, particularmente los flujos toroidales – movimientos circulares del material del manto – han tenido un impacto en la distribución y la naturaleza de la actividad volcánica en esta área. Como resultado, ha habido una serie continua de erupciones volcánicas y la formación de nuevas estructuras geológicas, incluyendo montañas submarinas y elevaciones del lecho marino.

Además, la interacción entre la subducción de la placa y los movimientos del manto ha influido en la composición química y mineralógica del magma que emerge en esta región, lo que a su vez afecta la naturaleza de las rocas y sedimentos formados. Esto ha llevado a una diversificación aún mayor de las características geológicas de la Meseta Fronteriza de Melanesia, añadiendo nuevas capas a su ya compleja historia.

Cómo se hizo el estudio

Para llegar a estas conclusiones, se utilizaron datos sísmicos, análisis de muestras de rocas y modelos informáticos. Este enfoque multidisciplinario ha sido crucial para desentrañar la compleja historia geológica de la MBP. El equipo de investigación, liderado por Kevin Konrad, ha jugado un papel fundamental en este descubrimiento. Su trabajo en la conceptualización, análisis formal, curaduría de datos y redacción del borrador original ha sido esencial. Junto a él, Andrea Balbas, Valerie A. Finlayson, Matthew G. Jackson, Jasper G. Konter, Anthony A.P. Koppers, Allison A. Price y Bernhard Steinberger han contribuido significativamente con su revisión y edición, aportando una valiosa perspectiva en la redacción y metodología del estudio.

Este estudio proporciona una visión más amplia de las fuerzas geológicas en juego en nuestro planeta. Entender cómo se forman estas enormes estructuras submarinas nos ayuda a comprender mejor la dinámica de la Tierra y su evolución geológica.

Volverán, por cierto, con el Ocean Exploration Trust, una organización dedicada a la exploración y el estudio de los océanos del mundo. Fue fundada en 2008 por el Dr. Robert Ballard, un oceanógrafo famoso por sus descubrimientos históricos, incluyendo el del RMS Titanic. La misión de OET se centra en la exploración, educación y divulgación relacionadas con los océanos.