Stanford University y el Shanghai Qi Zhi Institute han unido fuerzas para crear una nueva especie de perros robóticos. Estos no son simples juguetes, sino máquinas autónomas con cerebros algorítmicos capaces de realizar tareas complejas.
Lo divulgan en news.stanford.edu, donde comentan que los perros robóticos están impulsados por un algoritmo de inteligencia artificial que actúa como su cerebro. Este algoritmo les permite escalar objetos altos, saltar brechas y maniobrar en espacios reducidos. No es simplemente una programación estática; es un sistema de aprendizaje que se adapta y mejora.
Estos roboperros no solo realizan trucos; tienen aplicaciones prácticas. Su autonomía completa los hace ideales para misiones de búsqueda y rescate en terrenos difíciles. También pueden ser útiles en aplicaciones militares y de defensa, como la reconstrucción y vigilancia en situaciones potencialmente peligrosas.
El equipo de desarrollo primero perfeccionó el algoritmo utilizando un modelo informático. Posteriormente, aplicaron este algoritmo a dos perros robóticos reales. Utilizaron un método conocido como aprendizaje por refuerzo, donde los robodogs son recompensados según su rendimiento, para afinar sus habilidades.
En términos de rendimiento, estos perros robóticos pueden escalar barreras de más de 1,5 veces su altura en metros, saltar brechas de más de 1,5 veces su longitud y maniobrar en espacios que son menores que su anchura. Estas capacidades demuestran un nivel de agilidad y adaptabilidad sin precedentes en el campo de la robótica.
Este proyecto no solo muestra lo que es posible hoy, sino que también abre la puerta a futuras aplicaciones y desarrollos. La combinación de robótica y IA está demostrando ser una alianza poderosa que podría cambiar la forma en que abordamos desafíos en diversos campos, desde la asistencia en desastres hasta la seguridad nacional.
Más información en robot-parkour.github.io