En una conquista impresionante en el campo de la ingeniería aerodinámica, China ha logrado la construcción de un túnel de viento hipersónico de una potencia sin precedentes. Este logro es una clara señal del compromiso de China con la investigación y el desarrollo de tecnología hipersónica.
El túnel de viento, denominado JF-22, se ubica en el Instituto de Mecánica, en el distrito montañoso de Huairou, en el norte de Beijing. Con la capacidad de alcanzar velocidades de hasta Mach 30, este dispositivo supera ampliamente las capacidades del túnel de viento del Centro de Investigación Langley de la NASA en los Estados Unidos, que puede alcanzar velocidades máximas de Mach 10.
La velocidad hipersónica, es decir, cinco veces la velocidad del sonido o más, tiene aplicaciones tanto militares como civiles. Desde armas hipersónicas hasta aviones comerciales de alta velocidad, las posibilidades son enormes. Y con su nuevo túnel de viento, China tiene la ambición de hacer que los viajes hipersónicos sean comunes para el año 2035.
El JF-22 utiliza un enfoque innovador para generar flujos de aire de alta velocidad. En lugar de usar métodos convencionales, como enviar gas a alta presión a una cámara de baja presión, el JF-22 utiliza explosiones precisamente cronometradas para generar ondas de choque que reflejan entre sí y convergen en un solo punto. Esto no solo permite generar velocidades de viento más altas, sino también flujos de aire más personalizados para probar diferentes tipos de vehículos o materiales.
Los túneles de viento son herramientas cruciales en la investigación aerodinámica. Permiten a los ingenieros probar y mejorar diseños de aeronaves y armas antes de construir un prototipo a gran escala, identificando posibles fallos de diseño y riesgos de fallo.
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