La energía solar goza de fama como una alternativa no contaminante para la generación de electricidad. Sin embargo, la fabricación de los paneles fotovoltaicos depende de un proceso que no es precisamente ecológico.
Para superar el impacto ambiental asociado a la creación de nuevos paneles solares, una investigación de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) propone el rescate de los materiales de desecho generados durante la fabricación de los paneles solares, para darles un nuevo ciclo de vida útil.
Una alternativa para fabricar paneles solares más eficientemente
Esta propuesta surgió de la iniciativa del investigador Martin Bellmann de la NTNU, tomando en consideración lo difícil que resulta conseguir la materia prima que se necesita para fabricar los paneles solares y que hasta un tercio del material se pierde durante el proceso de fabricación.
“Es posible recuperar este material como parte del proceso de producción”, afirma Bellmann. “Y tal vez esto nos permita establecer una nueva industria basada en la energía solar en Europa”, agregó.
La fabricación de los paneles solares comienza con el mineral cuarzo, utilizado para hacer silicio hiperpuro. Primero, el silicio se funde en un crisol y se extrae un cristal o lingote de silicio. Luego, se corta para formar un bloque de lados cuadrados que se aserran en rodajas finas.
Durante el proceso de pulido de los lingotes de silicio, que se ejecuta hasta obtener placas de 0,13 milímetros, se genera una gran cantidad de polvo de este material, tal como ocurre con el aserrín que surge como desperdicio del proceso de serrado de la madera. “Perdemos el 35 por ciento del silicio en forma de polvo negro”, asegura Bellmann.
Este polvo, denominado como “el nuevo oro negro” por el investigador, es el que se propone explotar.
El polvo se recoge en una mezcla de lodos líquidos, que también contiene otros materiales contaminantes del proceso de aserrado, como oxígeno, carbono, níquel, hierro y aluminio. “El silicio contaminado por estos metales no es bueno para la fabricación de paneles solares”, recalca Bellmann.
Para materializar esta propuesta, Bellmann está trabajando junto a los socios del proyecto Icarus, programa de investigación bajo el que se enmarca esta iniciativa, para encontrar formas de descontaminar el polvo de silicio y así reciclarlo como materia prima para nuevos paneles solares.
Un aspecto que hace más interesante lo planteado, es que lo que hoy se considera como residuo, se puede aprovechar en otros productos, tales como baterías para coches eléctricos. Varios socios del proyecto Icarus están dedicados a la búsqueda de diferentes técnicas para separar el silicio de la mezcla contaminada.
“Hoy, simplemente tiramos este polvo”, dice Bellmann. “Lo que está haciendo el proyecto Icarus, ante todo, es buscar formas de devolver el polvo a la cadena de valor y utilizarlo para fabricar cristales de silicio y paneles solares”, agregó.
La apuesta del proyecto es por la autonomía energética de Europa. “El sector europeo de paneles solares alguna vez fue más grande de lo que es ahora, pero todo se ha trasladado a China”, aseveró. “Hoy en día, dependemos en gran medida de las materias primas de Asia, y el silicio no es una excepción. Estamos planeando usar el polvo de silicio para ayudar a reducir nuestra dependencia de China”, señaló también.