Hace poco se dio a conocer un estudio aplicado en pacientes que habían estado ciegos toda su vida y que recuperaron la visión, el cual arrojó resultados que dotan de una nueva perspectiva a la creencia de que los bebés requieren de exposición visual para reconocer el movimiento humano.
Cabe mencionar que la comprensión del lenguaje corporal es un proceso que resulta importante para el desarrollo social del ser humano.
A través del lenguaje corporal es posible obtener información sobre las emociones y percibir sutiles señales que nos permitan anticipar o intuir la reacción del otro ante una situación o comentario. En el caso de los recién nacidos con dos días de edad, estos pueden ser capaces de reconocer patrones de movimiento aleatorios, así como movimientos coordinados de tipo animal.
Sin embargo, la diferenciación entre movimientos realizados por seres humanos y animales se da alrededor de los 5 meses de edad. Esto hizo que por mucho tiempo los investigadores tomaran como un hecho determinante que la exposición visual repetida era necesaria para lograr que los bebés reconocieran la locomoción humana.
Sin embargo, un equipo de investigadores del MIT llevó a cabo un nuevo estudio que podría refutar este postulado. Se trata de un proyecto de nombre Prakash, el cual hace referencia a un programa enfocado en el tratamiento de la ceguera de aparición temprana en niños y adultos jóvenes, el cual esta a cargo de su fundador Pawan Sinha, quien también es profesor del Departamento de Ciencias Cerebrales y Cognitivas (BCS) del MIT.
A través de esta iniciativa se realizaron cirugías que permitieron a personas de edad avanzada que habían sufrido de ceguera durante toda su vida recuperar su visión. Una vez recuperada la vista, la experiencia de estos pacientes sirvió como una puerta de entrada para la creación de nuevos métodos que ayuden a comprender el modo en que el procesamiento visual se da en el ser humano.
Es así que investigadores del MIT, así como del proyecto Prakash y la Universidad de Nueva York, procedieron a determinar si la capacidad de reconocer el movimiento humano dependía intrínsecamente de la exposición visual.
Para ello tomaron dos participantes de 7 y 20 años, los cuales padecían de ceguera desde su nacimiento, pudiendo solamente procesar la luz fuerte a través de sus densas cataratas. Durante el estudio los participantes tuvieron la tarea de ver videos en los que se mostraban patrones de luz que representaban movimientos de locomoción efectuados por humanos, así como también por animales como palomas y gatos.
Seguido a esto, se mostraron patrones de movimientos similares, pero que no describían una locomoción específica, haciendo difícil saber si esta pertenecía a un humano o un animal.
Previo a la operación, los pacientes señalaron que veían luces, pero solo al estar muy de cerca, aunque no fueron capaces de asociar estas con el andar realizado por un humano o animal. No fue sino hasta después de la operación que los pacientes pudieron identificar los patrones de luz que representaban la locomoción humana; esto en los primeros minutos de hacer recuperado la visión.
Añadido a esto, ambos pacientes pudieron reconocer los patrones de movimiento humano, aun y cuando estos estaban invertidos, pero solo debido a que estos estaban configurados bajo una estructura corporal humana. En el caso de los patrones de locomoción animal, ninguno de los pacientes fue capaz de reconocerlos.