Un equipo de investigadores desarrolló un nuevo mecanismo aprovecha el CO₂ (dióxido de carbono), para producir plásticos biodegradables, también denominados bioplásticos.
Este proyecto atiende dos importantes objetivos: reducir la acumulación de plásticos no degradables y remediar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Una alternativa ecológica para producir plásticos
Los investigadores, pertenecientes a las universidades estadounidenses de Texas A&M y de Washington en St. Louis, trabajaron junto a sus científicos de laboratorio durante casi dos años para desarrollar un sistema integrado que utiliza CO₂ como materia prima para que bacterias crezcan en una solución de cámara de nutrientes y produzcan bioplásticos.
“Los beneficios de la tecnología son multifacéticos”, dijo Josha Yuan, investigador del proyecto. «Es carbono negativo y ciertamente puede mitigar el cambio climático global y al mismo tiempo producir plásticos degradables que pueden reemplazar los plásticos petroquímicos no degradables», agregó.
La plataforma desarrollada por este equipo también tiene una velocidad de reacción mucho más rápida y eficiente que la fotosíntesis, que también captura CO₂ y tiene una mayor eficiencia energética. “La clave era convertir el CO₂ en algo que las bacterias pudieran usar”, dijo Yuan. “Elegimos acetato y etanol como intermediarios. Estas moléculas solubles en agua permitieron una transferencia rápida de electrones, energía y masa y permitieron que todo el sistema funcionara rápidamente”, comentó en detalle.
El proceso cuenta con dos etapas marcadas de trabajo. “En teoría, es como un tren con unidades conectadas entre sí”, dijo Susie Dai, investigadora del proyecto. “La primera unidad usa electricidad para convertir el dióxido de carbono en etanol y otras moléculas de dos carbonos, un proceso llamado electrocatálisis. En la segunda unidad, las bacterias consumen las moléculas de etanol y carbono para convertirse en una máquina para producir bioplásticos, que son diferentes de los polímeros plásticos a base de petróleo que son más difíciles de degradar”, explicó.
Si la tecnología presentada es lo suficientemente exitosa como para producir bioplásticos a una escala económica, condición que aún no termina de ser evaluada, las industrias podrían reemplazar los productos plásticos tradicionales por otros que tengan menos impactos ambientales negativos.
Bajo el contexto medioambiental actual, el impacto de una iniciativa carbono negativa es mucho mayor que el de una carbono neutral, pues mientras esta última sólo garantiza la ausencia de emisiones, el mecanismo empleado se vale de las emisiones existentes para aprovecharlas en un proceso circular. En la práctica, esto se traduce en la mitigación de las emisiones de CO₂ de muchas industrias, como las del sector energético, por ejemplo, como las instalaciones de gas y electricidad, que se verían altamente beneficiadas, en función de su volumen de emisiones.
El reporte de este trabajo fue publicado en la última edición de la revista Chem.