La física cuántica puede usarse para mucho más que para crear ordenadores cuánticos, aunque hay muchos detalles que tenemos que conocer y controlar antes de que sea realmente útil en el día a día.
De la misma forma que ocurre con la física newtoniana, hay cosas que ocurren y no sabemos muy bien por qué. La gravedad es una realidad, lo damos por hecho porque lo vemos todos los días, y llega un momento en el que pocos se cuestionan el motivo por el que dos cuerpos se atraen. Sí, por la gravedad, pero… ¿por qué?
Con la física cuántica ocurre algo parecido. Sabemos que hay partículas que se sincronizan en tiempo real independientemente de la distancia, de hecho se sincronizarían aunque estén en otra galaxia en la otra punta del universo, no depende de la velocidad de la luz. Eso es así, ¿por qué?, pues no se sabe, pero es así.
En caso es que ese entrelazamiento cuántico puede tener muchas utilidades en el futuro. Ya no hablo de teleportarse, eso se lo dejo a los guionistas de ciencia ficción, hablo de enviar información en tiempo real a cualquier parte del universo, o, tal y como han hecho físicos de la Universidad de Oxford, vincular con éxito dos relojes atómicos a través de dicho entrelazamiento cuántico.
Esto ayudará a que estos relojes sean tan precisos que comiencen a acercarse al límite fundamental de precisión establecido por la mecánica cuántica.
La forma de medir el tiempo de los relojes atómicos no tiene nada que ver con cualquier otra cosa conocida. Ellos miden el tiempo con los patrones de vibración de los átomos. Por poner un ejemplo, un átomo de cesio-133 oscila exactamente 9.192.631.770 veces por segundo, un valor que ha ayudado a definir lo que es un segundo desde 1967.
Hay relojes atómicos ópticos, que utilizan luz visible y átomos como el iterbio. Esos relojes atómicos ópticos son más precisos que los relojes atómicos de cesio, pero nada comparado con lo que podría hacerse con los relojes de los físicos de Oxford.
Aunque ya habían conseguido entrelazar en el pasado una nube de átomos dentro de un solo dispositivo, ahora lo han hecho con dos relojes atómicos separados entre sí varios metros, cada uno con un solo ion de estroncio.
El proceso lo explican en el artículo de www.physics.ox.ac.uk, donde indican que usaron un rayo láser que se divide en dos para golpear los iones de estroncio y generar el vínculo de entrelazamiento cuántico deseado.
Se cree que una red especializada de relojes atómicos cuánticos entrelazados ayudaría a conocer mejor las constantes fundamentales, e incluso la materia oscura, pero aún falta tiempo para ello.