Cuando se habla de un marcapasos, este hace referencia a un dispositivo electrónico capaz de producir impulsos eléctricos que ejercen un estímulo sobre el musculo cardiaco, garantizando así que el corazón pueda seguir funcionando cuando se produce una falla o ausencia de la estimulación fisiológica.
En lo que respecta a su diseño, este se presenta en forma de una carcasa metálica pequeña, de un tamaño similar al de un reloj de bolsillo antiguo, en cuyo interior se encuentran integrados los circuitos electrónicos, junto con la batería del marcapasos.
Una vez implantado, este dispositivo puede permanecer activo entre 8 y 10 años, tras lo cual será necesario efectuar su reemplazo.
Sin embargo, un equipo de Científicos de la Universidad Northwestern y de la Universidad George Washington han creado un marcapasos temporal, que a diferencia de la versión tradicional está diseñado para disolverse por sí solo, evitando con ello la necesidad de realizar una intervención quirúrgica para retirarlo.
Una vez fabricado, el equipo a cargo del proyecto procedió a emparejar el marcapasos con ayuda de una serie de sensores inalámbricos puestos en la piel. A través de este dispositivo es posible llevar a cabo una monitorización inteligente de los signos vitales de un paciente de modo que su ritmo sea ajustado de forma autónoma cuando sea requerido.
De seguir mostrando un buen desempeño, este peculiar marcapasos podría ser implementado en pacientes que sean sometidos a una cirugía cardiaca y requieran llevarlo por un tiempo no muy prolongado.
Por otra parte, este marcapasos presenta una estructura biocompatible. Esto significa que ninguno de los componentes que lo integran harían propenso al cuerpo donde se implante de sufrir una respuesta toxica o inmunitaria.
Añadido a esto, no hacen falta baterías o cables para poner en funcionamiento este dispositivo, siendo también bioabsorbible al estar hecho con metales que se disuelven en agua, junto con otros componentes que al cabo de varias semanas son disueltos en los fluidos corporales.
Al respecto de esta tecnología, el profesor de ingeniería biomédica y profesor de medicina en la Universidad Northwestern, Igor Efimov señaló que esta podría resultar útil para mejorar la salud cardiaca de miles de pacientes, incluyendo recién nacidos con defectos cardiacos, adultos cuya válvula cardiaca tuvo que ser sometida a cirugía, así como otros que puedan requerir temporalmente el uso de este dispositivo como paso previo a la colocación de uno permanente.