Las estafas en criptomonedas han estado teniendo auge en estos últimos años, con grandes cantidades de dinero sustraídas en esta divisa electrónica.
La mayoría de las veces este tipo de hechos han quedado impunes debido a lo difícil que resulta rastrear las transacciones realizadas en esta plataforma.
Sin embargo, el Departamento de Justicia de EE.UU. ha roto esta estadística tras haber logrado la recuperación de un botín de bitcoins que habían sido robados y que están valorados por más de 4 mil millones de dólares, llegando a ser esta la mayor confiscación de criptomonedas que se haya hecho.
Así también, las autoridades señalaron la participación de dos personas en el robo quienes habían estado intentando blanquear los bitcoins robados a través de un pirata informático que había logrado acceder ilegalmente a una plataforma de criptomonedas llamada Bitfinex en 2016.
El delincuente había sustraído una cantidad de casi 120 mil bitcoins valorados en 71 millones de dólares para ese entonces. Actualmente esa cantidad de bitcoins tendría un valor superior a los 5 mil millones de dólares.
Al respecto de esta hazaña, Kenneth Polite Jr., fiscal general adjunto, señaló lo siguiente «el gobierno de los EE.UU. no permitirá que la criptomoneda sea un refugio seguro para el blanqueo de dinero o una zona de anarquía dentro de nuestro sistema financiero».
Al momento de acceder a la plataforma el cibercriminal llevó a cabo mas de 2 mil transacciones no autorizadas, enviando luego el dinero a una cartera digital, la cual era manejada por Ilya Lichtenstein, oriunda de Nueva York.
De acuerdo a lo señalado en una denuncia penal, Liechtenstein junto a su esposa se dieron a la tarea de blanquear una cantidad de 25 mil bitcoins del total robado, haciéndolo circular luego a través de varias cuentas a lo largo de los últimos cinco años, asegurándose de no ser identificadas en el proceso.
En el caso también colaboraron investigadores de Washington DC, Chicago, Nueva York y Ansbach (Alemania).
Se espera que dentro de unos días Liechtenstein y Morgan sean presentadas ante un juez federal donde serán acusadas formalmente de cometer fraude contra los Estados Unidos, así como blanqueo de dinero. De ser halladas culpables cumplirían una condena de hasta 25 años en prisión.