No cabe duda que la llegada del hombre a la luna a bordo del Apolo XI en julio de 1969 representó un hito no solo para la humanidad, sino también para los viajes espaciales, los cuales contribuyeron a incrementar el interés del público por este satélite natural que pasaría luego al olvido tras cumplirse la última misión del Apolo XVII en diciembre de 1972.
Culminada esta etapa se pensó que ya no habría intención alguna por parte de alguna agencia espacial en revisitar este lugar.
No obstante, propuestas recientes, como el envío de un Rover para encontrar agua congelada o el proyecto creado por la NASA dirigido a estudiantes universitarios para el estudio y desarrollo de tecnología espacial enfocada en la Luna, dejan claro que aún hay mucho por descubrir y aprovechar de este satélite natural.
La última novedad surgida al respecto señala que la NASA se encuentra considerando la posibilidad de llevar a cabo la construcción de un radiotelescopio gigante sobre la superficie de la Luna, específicamente en el lado más alejado, en un vasto y ahuecado cráter.
Una malla de alambre de un kilómetro de diámetro será la estructura que conformará el reflector del telescopio, la cual se pretende colocar con ayuda de robots trepadores.
En lo que respecta al financiamiento para poner en marcha la construcción del telescopio, este cuenta con el apoyo del programa de Conceptos Avanzados Innovadores de la NASA (NIAC por sus siglas en ingles), entidad encargada de impulsar el desarrollo de todos aquellos proyectos que cuenten con el potencial para revolucionar el mundo de la ciencia y las misiones orientadas a la exploración.
Esta iniciativa de usar los recursos de la Luna para la construcción del telescopio obedece a los esfuerzos realizados por las agencias espaciales de todo el mundo para hacer realidad proyectos de construcción espaciales ambiciosos sin la necesidad de trasladar el material requerido desde la Tierra, el cual puede tener un costo promedio de 10 mil dólares aplicado a una carga de 0,45 kg.
Es por esta razón que no resultaría extraño pensar que la idea de construir un enorme radiotelescopio usando los recursos presentes en la geografía de la Luna haya provenido de la inversión realizada por el NIAC.
En cuanto a la mecánica del proyecto, esta sugiere que un módulo de aterrizaje del telescopio, el cual se asume llevaría la carga útil científica, efectuará el descenso en el lado más extremo de la Luna, en el centro de un cráter que tendría de 3 a 5 kilómetros de diámetro. Después, los rovers diseñados para construir el telescopio llegarían en un módulo de alunizaje separado, el cual, efectuaría esta acción fuera de los límites del cráter.
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