Los dispositivos comienzan a necesitar conexión a Internet constantemente, y para que eso sea posible hay que cambiar la infraestructura que nos da acceso a la red. Uno de los grandes cambios será la implantación de 5G en el mundo, pero no será el único: los dispositivos basados en RFID funcionan en condiciones de iluminación interior y exterior, y se comunican a grandes distancias.
Se cree que en 2025 podríamos tener 75 mil millones de dispositivos conectados en todo el mundo, incluyendo sensores que capturan datos del medio ambiente, y esos sensores requieren baterías que deben reemplazarse con frecuencia, lo que puede ser problemático para el monitoreo a largo plazo.
Ahora en el MIT han presentado sensores fotovoltaicos que podrían transmitir datos durante años antes de que necesiten ser reemplazados. Para hacerlo, montaron células de perovskita de película delgada, conocidas por su bajo costo potencial, flexibilidad y relativa facilidad de fabricación, como recolectores de energía en etiquetas de identificación de radiofrecuencia (RFID) de bajo costo.
Las células podrían alimentar los sensores tanto con luz solar brillante como con condiciones de interior más tenues. Además, el equipo descubrió que la energía solar en realidad le da a los sensores un gran impulso de energía que permite mayores distancias de transmisión de datos y la capacidad de integrar múltiples sensores en una sola etiqueta RFID.
La idea es usar la luz ambiental, de exterior y de interior, para alimentar a los sensores, y no depender así de baterías.
Han probado ya sensores para monitorear continuamente las temperaturas interiores y exteriores durante varios días, y han conseguido transmitir datos continuamente a distancias cinco veces mayores que las etiquetas RFID tradicionales, sin necesidad de baterías. Los rangos de transmisión de datos más largos significan, entre otras cosas, que un lector puede usarse para recolectar datos de múltiples sensores simultáneamente.
En intentos recientes de crear sensores autoalimentados, otros investigadores han utilizado células solares como fuentes de energía para dispositivos de Internet de las cosas, pero eran básicamente versiones reducidas de las células solares tradicionales, no usaban perovskita. Las células tradicionales pueden ser eficientes, duraderas y potentes bajo ciertas condiciones pero no son viables para IoT, ya que son voluminosas y caras de fabricar, además son inflexibles y no se pueden hacer transparentes. Las células de perovskita, por otro lado, pueden imprimirse utilizando técnicas fáciles de fabricación de rollo a rollo por unos pocos centavos cada una.