Cada vez hay más sensores de ondas cerebrales que son capaces de detectar estados emocionales e intenciones en general, algo necesario para controlar robots o prótesis, así como para enviar información a un ordenador. En este artículo del MIT hablan del Epoc+, pero es solo un ejemplo de los diferentes modelos existentes.
El problema es que este tipo de sensores no están protegidos contra ataques informáticos, de forma que un hacker podría entrar en uno de estos sistemas y adivinar passwords analizando las ondas cerebrales del usuario.
Así lo ha demostrado Nitesh Saxena, profesor asociado de la Universidad de Alabama en Birmingham, después de un estudio que muestra cierta evidencia de que sí sería posible realizar este tipo de ataque en un futuro cercano. Las señales de este tipo de sensores no pueden usarse para leer perfectamente lo que una persona está pensando o haciendo, pero sí podrían filtrar información privada, y eso es un punto que debe tenerse en cuenta a la hora de desarrollar interfaces de acceso a sistemas usando ondas cerebrales.
En el estudio realizado observaron a una persona introducir unos 200 caracteres, y después analizaron las señales emitidas cuando se enviaba una contraseña, aumentando las posibilidades de adivinar un PIN numérico de cuatro dígitos de uno en 10.000 a uno de cada 20, e incrementa la posibilidad de adivinar una contraseña de seis letras en unas 500.000 veces, aproximadamente una de cada 500.
De momento no hay necesidad de alarma, pero sí se pone sobre la mesa un problema en el que, seguramente, pocos habían pensado.