No termina la sorpresa mundial sobre el hecho de que el próximo presidente de los Estados Unidos de América sea Donald Trump así como no son pocos los que dan valor a pistas sobre un posible fraude electoral, en particular, alguno relacionado con acciones electrónicas impulsadas por hackers rusos.
Pues bien, Barack Obama no quiere irse de la Casa Blanca sin solucionar el tema y ha encargado a las agencias de inteligencia de su nación una investigación contrarreloj, para antes de su partida el próximo 20 de enero, justificándose en la existencia de ataques cibernéticos a organizaciones de su partido, el demócrata, justo antes de las elecciones del 8 de noviembre de este mismo año.
La idea es llegar al fondo del asunto y reportar lo resultante al Congreso, al público y a otros entes interesados, en especial, porque resulta al menos sospechoso los acercamientos entre Vladímir Putin y Donald Trump, tanto que este último, sopena de promover el espionaje contra su propia nación, incentivó públicamente el que se liberaran aún más correos privados de Hillary Clinton.
Efectivamente, Donald Trump niega que haya una interferencia rusa tras su elección, al punto de que todas sus acciones tienden a relacionarse con acciones foráneas, declaraciones que apuntan a que no tendrá mayor interés por recurrir a minuciosas revisiones sobre los ataques recientemente registrados, por lo que Obama quiere aprovechar sus últimos días y recursos para ahondar sobre el tema.