Diferentes investigaciones y experimentos han tratado de rompe el “el límite Shockley-Queisser” que señala que las células fotovoltaicas tradicionales tiene un límite de eficiencia del 33,7%. Un equipo de investigadores de MIT también han estado trabajando con esto en mira, y comparten sus resultados.
Ellos trabajaron con una célula termofotovoltaica solar para probar su potencial en comparación a una célula solar, y mostrar su eficiencia de conversión de la radiación en electricidad.
Explicado de manera simple su sistema permitía modificar las longitudes de onda mejorando la eficiencia de conversión. Y además, reutilizar la energía (de los fotones) que se perdía, integrando un componente intermedio que concentraba toda esa radiación.
¿Por qué es importante este estudio? Según lo detalla David Bierman, uno de los participantes de este estudio, que los beneficios son múltiples. Por ejemplo, el sistema no se vería afectado por los cambios en el ambiente, ya que trabaja con calor, y no con luz.
Es una combinación de los beneficios de la energía solar térmica y la fotovoltaica, que a grandes escalas podría revolucionar el potencial de los paneles solares. En el blog del MIT repasan todos los detalles técnicos de esta investigación, así como los resultados de sus diferentes prototipos.