Economí­a colaborativa: la confianza en el otro

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¿Por qué no compartir una bicicleta, alojarte en casa de un desconocido o alquilar una herramienta que necesitas y no tienes?

Estas cosas que parecen tan inusuales son más normales de lo que crees. Compartir el trayecto en coche con un desconocido, usar una bicicleta de otra personas, intercambiar tiempo… Cada vez es más común encontrar a personas que practican el consumo colaborativo gracias a Internet. Pero…

¿Qué es la economí­a colaborativa?

La economí­a colaborativa es la actividad de compartir, intercambiar, comprar o vender algún producto o servicio satisfaciendo las necesidades de dos personas o más. Se realiza a través de comunidades de usuarios en los que se conectan oferentes y demandantes. Este intercambio no es algo nuevo, antiguamente se realizaba de forma natural pero, tras la industrialización, la sociedad cayó en un consumismo extremo. En la necesidad, sin fundamento, de comprar todas las cosas aunque no las necesitaras o usaras.

Gracias al desarrollo de las nuevas tecnologí­as es posible otro tipo de consumo. Internet, las redes sociales y la crisis han propiciado la creación de multitud de empresas donde se puede intercambiar de todo.

Ejemplos de consumo colaborativos

Hay todo tipo de plataformas colaborativas. Desde huertos urbanos compartidos, como es el caso de Landshare. La posibilidad de alojarte en casa de desconocidos totalmente gratis con  Couchsurfing. Compartir el espacio de trabajo entre distintos profesionales con el Coworking. Financiar la idea o proyecto a través de aportaciones económicas de los usuarios con Verkami. Intercambiar tiempo o habilidades con Cronection o alquilar entre particulares autocaravanas con Areavan…

Estos son sólo algunos de los ejemplos de consumo colaborativo que te puedes encontrar. Pero sin duda, cada dí­a surgen nuevas ideas de posibles proyectos colaborativos. Hay infinidad de ellos. Los más representativos los puedes consultar en el listado que “consumocolaborativo.com” tiene en su página.

Por esta proyección, la economí­a colaborativa  fue considerada por la revista Time en el año 2011 como una de las 10 ideas que cambiará el mundo en los próximos años.

¿Dónde surgió?

El término se empezó a utilizar a raí­z del libro “What´s mine is yours” (Lo que es mí­o es tuyo) de Roo Rogers y Rachel Botsman. Estos autores defendí­an que la sociedad centrada en el “yo” se transformarí­a en una cultura del “nosotros”. Normalizándose la cultura colaborativa y dejando de ser algo alternativo y exclusivo sólo de unas personas.

Lo fundamental ahora es el acceso a los bienes o servicios, no la adquisición de los mismos. La base no está en el consumismo sin sentido, sino en el poder adquirir los bienes que necesitamos o queremos.

Los bienes y servicios que se pueden compartir para Rogers y Rachel Botsman.son:

  • Sistema cuya base son los productos: no los compras sino que tienes acceso a la experiencia de los mismos.  Como el compartir un coche. Ejemplo Blablacar.
  • Sistemas de retribución: son cosas que están en buen estado y que ya no usas. En vez de tirarlas decides que otras personas lo usen. Ejemplo: Segunda mano, trueque
  • Estilos de vida colaborativos: los usuarios comparten el tiempo, espacio, habilidades…y todos salen beneficiados de este intercambio. Ejemplo: Crowfunding.

La importancia de Internet y las redes sociales

Es fundamental para el consumo colaborativo la confianza. Si no la tienes… ¿vas a alojar en tu casa a alguien que no conoces?,¿vas a montarte en el coche de un desconocido?o a ¿prestarle dinero?Gracias a las redes sociales y a las comunidades resulta más fácil generar esa confianza tan fundamental para participar en el consumo colaborativo. La oferta y la demanda se encuentran de manera sencilla en una misma plataforma. Pudiendo consultar casi al instante toda la información relativa al servicio que se presta.

A través de los comentarios y valoraciones de otros usuarios puedes conocer cómo es la persona que presta ese servicio o producto. Si por ejemplo compartes coche en Blablacar y el conductor no conduce bien. Deberí­as de dejar un comentario negativo para que otra persona no se monte en coche con él. Por lo que son los usuarios, con su participación, los que desarrollan estas plataformas.

Otro factor que ha ayudado a impulsar la economí­a colaborativa ha sido la crisis. La usuarios utilizan estas plataformas para comprar, vender o intercambiar aquello que no quieren. El que  vende o alquila algo gana dinero con aquello que no está utilizando, y el que la compra ahorra dinero porque es más barato.

Casos de éxito

Ahora gracias a plataformas como Airbnb o Uber se ha democratizado determinados sectores como el alojamiento y el transporte. Estos dos nombres son dos claros ejemplos del éxito de la economí­a colaborativa.

Uber es un gigante que está valorado en 51.000.000 millones de dólares. Ofrece servicio de coches con chóferes. Mediante una aplicación móvil solicitas un coche y éste te lleva a donde quieras. Es un servicio entre particulares. Éstos se registran y acuden a recoger a los clientes para llevarlos a su destino por un determinado precio. Básicamente realiza la misma función que los taxis pero sin ser taxistas.

Otro caso de éxito sin duda es Airbnb que está valorada en 25.500 millones de dólares. Tiene más de dos millones de alojamientos distribuidos en 191 paí­ses y sigue creciendo. Mediante Airbnb puedes conseguir un alojamiento de corta estancia en una casa de un particular. Los usuarios alquilan su casa o bien habitaciones que tienen libres. El precio es más barato que en un hotel y te da la posibilidad de poder conocer de primera mano la cultura de la gente local.

También en España están surgiendo multitud de plataformas que promueven el consumo colaborativo. Un ejemplo de esta es:

  • Compartir tren mesa ave: a través de esta página puedes aprovechar las tarifas más baratas de los billetes de Ave de Renfe. Consiste en compartir una mesa en un trayecto del Ave. Cómo siempre se realiza entre particulares.
  • Areavan: puedes alquilar caravanas, autocaravanas y campers entre particulares. Eliges la ciudad y te muestra las opciones existentes. Lógicamente es más barato realizarlo a través de esta página que acudiendo a una empresa especializada. Además permite a los dueños sacarse un dinero por la autocaravana que no están utilizando. Claro ejemplo del consumo colaborativo.

Problemas de la economí­a colaborativa

Pero no todo es tan bueno como parece. Estas empresas están haciendo mucho daño a los sectores tradicionales. En el caso de Uber, por ejemplo, los conductores no pagan licencia de taxista ni otro tipo de impuesto por realizar su servicio. Es precisamente por esto, por considerarlo una competencia desleal, por lo que un juzgado de Madrid ordenó su cese en España a finales de Diciembre del 2014. A Madrid se le han sumado otras ciudades como New York que piden una normativa en cuanto a los servicios de Uber. Ya que es mucho el daño que está haciendo al sector de los taxis a nivel mundial.

Airbnb también está sufriendo las quejas del sector hostelero, ya que está provocando muchas pérdidas en el mismo. Cataluña ha sido la primera comunidad de Europa que ha multado a Airbnb por no cumplir la normativa catalana sobre alojamientos turí­sticos. Y ésta no es la única ciudad que está emprendiendo acciones legales contra la empresa. Hay quejas tanto a nivel nacional como internacional.

Ventajas y desventajas del consumo colaborativo

Desventajas:

  • Falta de regulación: los usuarios Airbnb o Uber por ejemplo, no paguen algunos impuestos que profesionales tradicionales deben de hacerlo. Las personas que alojan a huéspedes no pagan los impuestos que los hoteles sí­ deben de hacerlo.
  • El consumidor no está tan protegido: al no existir una regulación puede ocurrir que el usuario se vea perjudicado por una mal uso de estos servicios. A veces esta falta de regulación provoca que el usuario no sepa dónde acudir cuando el servicio no era el que esperaba. Así­ una conducción temeraria en Blablacar por ejemplo o una habitación en mal estado en Airbnb.

Ventajas:

  • Ahorro de dinero: es sin duda uno de los motores que ha hecho crecer más rápidamente a este tipo de consumo. Ya que cuesta menos el adquirir un servicio o producto en la mayorí­a de los casos.
  • Participativos: tú eres parte activa del proceso. En vez de ser receptor en el que te lo dan todo hecho, aquí­ tú formas parte del proyecto. Puedes ser a la vez usuario y cliente. Ofrece y comprar un servicio y producto. Tienes voz a la hora de valorar la calidad del servicio de otros usuarios.
  • En algunos casos estas plataformas no son lucrativas. Sólo conectan personas con intereses comunes. Claro ejemplo es el Crowdfunding.

Por todo esto se podrí­a decir que el consumo colaborativo ha llegado para quedarse. La sociedad está cambiando y las cifras de usuarios de estas plataformas lo demuestran. La crisis y el desarrollo de las nuevas tecnologí­as han hecho que la sociedad empiece a ser parte activa de determinados sectores que antes estaban controlado por grandes monopolio. Hay tantos servicios de consumo colaborativo como puedas imaginar. Así­ que sólo es cuestión de elegir el que te interesa y empezar a formar parte de él.