El objetivo es tener un sistema que verifique cada cierto tiempo que estamos vivos. Para ello enviará un mensaje con cierta frecuencia (puede ser configurada) para que realicemos alguna acción (identificarnos en el sistema, por ejemplo), si dejamos de responder durante algún tiempo, considerará que hemos muerto y liberará los mensajes que previamente habíamos configurado en su base de datos.
Estos «secretos» pueden estar creados para que se envíen a ciertas personas protegidos por contraseñas del tipo «el día que nació tu madre y la ciudad en la que compramos el perro», secretos que pueden contener desde contraseñas de acceso a cuentas bancarias o emails hasta confesiones que se han mantenido ocultas en vida, o cualquier otro tema que consideremos que debe ser liberado después de morir.
No deja de ser curioso, aunque es extremadamente arriesgado. Si por algún motivo no podemos responder al mensaje enviado por el sistema (perdemos nuestra cuenta de email, por ejemplo), podemos ver como un secreto «mortal» comienza a ser liberado.