A pesar de que ya han pasado 45 años desde que Neil Armstrong pisase la Luna en el año 1969, mucho se desconoce aún sobre nuestro satélite. Hoy, gracias a un estudio llevado a cabo por Ian Garrick-Bethell, un científico planetario de la Universidad de California, podemos saber que, a pesar de que pueda parecerlo, la Luna no es completamente redonda.
Al parecer, tal y cómo afirma el estudio, que ha sido publicado recientemente por Nature, la Luna tiene una forma ligeramente más aplastada de lo que pensábamos. El autor del estudio afirma que su forma es bastante similar a un limón, ya que tiende a ensancharse por los lados. Pero, ¿a qué se debe esta forma aplastada? A lo largo del estudio esta forma se atribuye a un proceso conocido como calentamiento de marea, por el cual las fuerzas orbitales entre la Tierra y la Luna causan fricción en el interior de la misma, provocando que la corteza de la superficie se expanda hacia el exterior en determinados lugares. A medida que el satélite se fue alejando de nuestro planeta y redujo su velocidad de rotación, una de estas mareas se congeló, motivo por el cual ahora presenta una protuberancia permanente que hace que se asemeje a un limón.
Para probar el descubrimiento, Garrick-Bethell y su equipo utilizaron un altímetro láser con el que han podido recrear mapas extremadamente precisos de la superficie lunar. Gracias a este método, han sido los primeros en obtener una imagen clara de la forma real de la Luna.
Imagen: Reg Senyk de Flickr.