Ha causado revuelo en las últimas horas la promoción de un artículo con los resultados de un estudio, realizado por científicos de datos de Facebook junto a investigadores de la Universidad Cornell (USA) y la Universidad de San Francisco (USA), en el que se buscaba encontrar la influencia emocional entre usuarios según lo positivo o negativo que sea el contenido que consumen. Mejor dicho, si leyendo cosas positivas se respondía en términos positivos y viceversa para el caso de emociones negativas.
Los resultados de este test psicológico publicados en un paper titulado Experimental evidence of massive-scale emotional contagion through social networks (PDF), han sido más que claros: Sí hay transmisión emocional a la hora de consumir contenidos positivos o negativos pues se nota en nuestras publicaciones; Más interesante aún, en nuestro círculos de amigos, al leer nuestros posts, se reconfirma la transferencia de emociones al ver sus publicaciones en los días siguientes.
Casi 700.000 fueron las personas que sin saberlo hicieron parte del estudio en el que su feed de noticias era manipulado por parte de Facebook para permitir la experimentación: A un grupo se le ocultaba adrede la gran mayoría de publicaciones negativas, a otro grupo las positivas, y se analizaban los resultados. El gran problema y que ha dado lugar a las críticas negativas: Aunque todos aceptamos los términos de Facebook al registrarnos, el manipular las emociones es visto como algo antiético.
Pues bien, Adam D. Kramer quien fue el líder por parte de la investigación en representación de Facebook, publicó hace unas horas sus descargos respecto a la metodología del estudio que inició en 2012 y que según él no buscaba más que evaluar en la menor cantidad estadísticamente necesaria de usuarios el impacto emocional de Facebook que en caso de publicaciones con contenido emocional negativo podría ser el causante de que muchos usuarios desistieran de seguir usando la red social de forma regular. El error que acepta: «No expresar claramente nuestras motivaciones en el paper.»
Lo demás son evasivas a críticas específicas que favorecen a la desconfianza del público, más aún cuando se publican ambiguedades como «Nobody’s posts were «hidden,» they just didn’t show up […]» (los posts de nadie fueron ocultos, solo no se mostraron (?)). En fin, ya es decisión de cada uno ponerse juiciosamente a analizar las publicaciones de Kramer y el artículo científico referenciado para decidir su postura frente a este tema tan espinoso en el que se podría estar pasando sobre las personas valiéndose de sus emociones a través de su negligencia al aceptar los términos y condiciones.
Por cierto, en la página de la U de Cornell han desmentido la participación de la Oficina de Investigaciones del Ejército Estadounidense en la investigación.
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